sábado, 2 de febrero de 2008

Amorío : excelencia a todo dar

Lugares bonitos, bien ubicados, con gran onda y que además superen las expectativas, no son fáciles de encontrar. Pero si además, pueden mantener la calidad en el tiempo, son imperdibles.

El restorán Amorío es una joya en el universo gastronómico de Santiasco. Reserva mediante aseguré que me esperaran para este disfrute de wiken. Había pensado en la terraza, pero claramente el ambiente con aire acondicionado era inmejorable y ocupamos una buena ubicación para ser atendidos como reyes. Una mesa sencilla pero bien presentada, dio paso a una atención estupenda (realmente saben de servicio al cliente). La carta, mínima, como corresponde a un buen sitio de comida de autor, pocos platos pero todos increíbles.

Pedimos un Mero, acompañado con un estofado de hongos, una pastelera de choclo formidable y albahaca confitada. Un plato divino, tal vez lo mejor del lugar. Una Trucha Arco Iris, dos filetes de trucha a la plancha, acompañados con unos delgados spaghettis al pesto, ostiones salteados y tomates cherry, además de unos adornos con salsa de betarragas. Nuestros exquisitos platos no habrían sido perfectos sin la compañía de un pinot noir Tabalí reserva especial que llegó a tiempo y a la temperatura perfecta. Un deleite maravilloso.

Fue tan rico, que seguimos con postres, un souflé de ricota y kiwi (deliciosa la salsa de arándanos) y el exquisito Petit Gateau (helado de yogurth y guinda con un brownie caliente de chocolate).

Notable, todo bien. La cuenta es solo un detalle.

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