En un barrio antiguo y un poco a trasmano, aunque suficientemente cerca del centro de Santiasco, se encuentra este fantástico lugar gourmet.
Una casona antigua en donde se ha resaltado su interior con aplicaciones de adobe en algunos muros y con una cocina abierta que puedes ver y donde no hay olores que perturben, fue una verdadera sorpresa. Es como estar en una casona de campo chileno y donde la gracia es que hay buen cocinero, porque la oferta es reducida, varía mucho por lo que se comenta y es formidablemente deliciosa.
Partimos con unos ricos bellini royal de aperitivo, en su punto ideal. Nos servimos una corvina sellada a la albahaca con puré de porotos y verduras, una sopa espesa de corvina con almendras y especias, lo más sabroso y sorprendente que he probado este año, todo acompañado con un Alto Vuelo de William Cole delicioso. Para el postre un sorbete exquisito, que puso punto final a una comida notable.
Anotado como repetible.
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