En pleno centro, a metros de Plaza de Armas, se ingresa al Museo Casa Colorada y pocos saben que atrás, se encuentra un restorán fantástico, con una gran terraza (mi lugar preferido) y un moderno y rico comedor para quienes gustan de algo más convencional.
Lo increíble es que incluso en la terraza hay silencio y nada perturba a los comensales que hacia las 13 horas deciden disfrutar un almuerzo filete. Ambrosía es un verdadero oasis.
Llegamos cerca de las 13:20 horas para disfrutar no solo del almuerzo sino de nutritiva conversación. La chica un poco avergonzada nos advirtió que había un percance en la cocina y que podría haber demora adicional (gran gesto, anticipar). Sin embargo, les adelanto, que no se notó.
Tras los refrescos de rigor, llegaron unas abundantes y bien aderezadas ensaladas verdes (distintos vegetales y muy bien presentados) con calamares apanados en tempura y otra con nueces y camarones. Seguidamente, coincidimos en un plato delicioso. Pollo Tandor sobre una base de hummus y un zapallo italiano relleno con verduras y queso. Fantástico, me sigue gustando a pesar que lo he comido muchas veces.
Acompañamos con una copa de un ensamblaje Cabernet Franc - Carmenere de Oveja Negra, estupendo y muy apropiado para dicho plato. Los postres una bomba de chocolate blanco y para mi, un cheesecake finísimo adornado con berries (frutillas y arándanos preferentemente).
Buen café en grano, para cerrar una conversación y almuerzo de primera.
miércoles, 27 de febrero de 2008
martes, 26 de febrero de 2008
Cascada en Santuario Yerba Loca
Un domingo que llamaba al paseo en la montaña, se configuró con esa agilidad que solo los Malayos poseen. Unas cuantas llamadas telefónicas el sábado por la tarde y a las 8:05 de la madrugada del domingo ya estabamos embarcados rumbo a las curvas de Farellones. Son poco más de 20 kilometros para llegar a la curva 15 que da acceso (a las 9:00 de la mañana, ¿porqué abren tan tarde si además lo cierran a las 17 horas???) a este hermoso Santuario de la Naturaleza.
Llegamos 8 personas a la cita y tras los preparativos de rigor (embetunarse de protector solar es inevitable con días de cruel e implacable sol), comenzamos la caminata hacia el glaciar.
Es un sendero muy fácil de seguir y poco empinado, por lo cual tuvimos la oportunidad de filosofar a viva voz gran parte del recorrido. A medida que se asciende desde Villa Paulina, va desapareciendo la flora, abundante al comienzo, y aparecen grandes rocas en un valle cercado de portentosos cerros. El estero de la Yerba Loca nos acompaña a nuestra izquierda todo el camino, con los rojizos colores de las piedras y rocas, cruzamos el Agua Larga y llegamos a una zona de pastos, en donde pudimos gozar de un espectáculo prodigioso, una manada de caballos y dos crías de corta edad. La sesión de fotos fue larga, porque era precioso y afortunado lo que vimos.
Tras caminar algo más de cuatro horas, llegamos al lugar elegido para el banquete malayo. Frente al cerro Altar Falso y más allá el Cerro La Paloma y al costado derecho, una enorme cascada que cae desde la altura en tres fases con una abundancia de aguas increíble. Perfecto escenario. En invierno esta cascada se congela y según me cuentan se pueden hacer unas escaladas en hielo extraordinarias. Que gran lugar!!.
El almuerzo, comenzó tímido pero se desató en sabores, unas aceitunas con alcaparras, trozos de chorizo, aceitunas rellenas de pimentón, machas al natural, pistachos y castañas de caju. Después de compartir tan magníficos aperitivos, cada cual sacó su merienda personal y algunas rodajas de tomate y cortes de palta fueron a dar a sandwiches de jamón y queso, dando nuevos sabores a cada cual. Manzanas, duraznos y ciruelas deshidratadas, además de galletas terminaron por acercarnos al cierre sabroso. El buen café brasileño y el turrón uruguayo, exquisitos!!.
El retorno fue bastante rápido y aún así, llegamos muy cerca de la hora de cierre del lugar. Un par de malayos que se atrasaron más de la cuenta, nos obligó a esperar y rogar al guardaparque que nos esperara para salir del lugar.
Lindo lugar, aunque el criterio para definir el horario dista de ser cuerdo.
Llegamos 8 personas a la cita y tras los preparativos de rigor (embetunarse de protector solar es inevitable con días de cruel e implacable sol), comenzamos la caminata hacia el glaciar.
Es un sendero muy fácil de seguir y poco empinado, por lo cual tuvimos la oportunidad de filosofar a viva voz gran parte del recorrido. A medida que se asciende desde Villa Paulina, va desapareciendo la flora, abundante al comienzo, y aparecen grandes rocas en un valle cercado de portentosos cerros. El estero de la Yerba Loca nos acompaña a nuestra izquierda todo el camino, con los rojizos colores de las piedras y rocas, cruzamos el Agua Larga y llegamos a una zona de pastos, en donde pudimos gozar de un espectáculo prodigioso, una manada de caballos y dos crías de corta edad. La sesión de fotos fue larga, porque era precioso y afortunado lo que vimos.
Tras caminar algo más de cuatro horas, llegamos al lugar elegido para el banquete malayo. Frente al cerro Altar Falso y más allá el Cerro La Paloma y al costado derecho, una enorme cascada que cae desde la altura en tres fases con una abundancia de aguas increíble. Perfecto escenario. En invierno esta cascada se congela y según me cuentan se pueden hacer unas escaladas en hielo extraordinarias. Que gran lugar!!.
El almuerzo, comenzó tímido pero se desató en sabores, unas aceitunas con alcaparras, trozos de chorizo, aceitunas rellenas de pimentón, machas al natural, pistachos y castañas de caju. Después de compartir tan magníficos aperitivos, cada cual sacó su merienda personal y algunas rodajas de tomate y cortes de palta fueron a dar a sandwiches de jamón y queso, dando nuevos sabores a cada cual. Manzanas, duraznos y ciruelas deshidratadas, además de galletas terminaron por acercarnos al cierre sabroso. El buen café brasileño y el turrón uruguayo, exquisitos!!.
El retorno fue bastante rápido y aún así, llegamos muy cerca de la hora de cierre del lugar. Un par de malayos que se atrasaron más de la cuenta, nos obligó a esperar y rogar al guardaparque que nos esperara para salir del lugar.
Lindo lugar, aunque el criterio para definir el horario dista de ser cuerdo.
domingo, 24 de febrero de 2008
Guría : comida española con estilo
Cenar rico es un gran placer y en ocasiones es un arte encontrar un buen lugar. En esta oportunidad me dirigí al Guría, la verdad sin grandes expectativas, pero me llevé una buena sorpresa.
El local no llama demasiado la atención desde afuera, pero al ingresar se nota escuela, mesas bien presentadas y salones espaciosos. En el primer piso un lindo bar y una cava de vinos a la vista. No obstante, me fui al segundo piso y elegí una mesa pegada a una ventana. Una noche con ligera brisa generaba ese frescor delicioso que me gusta sentir en las terrazas.
Un restorán con casi 4 años de vida (según me enteré ya compraron la casa contigüa, por lo que van creciendo, buen indicador). Atienden muchachos jóvenes que verdaderamente se esmeran en hacerlo bien, algo que valoro en un sitio de comidas es la buena atención.
Partí con mi habitual agua mineral sin gas y pedí una entrada que resultó magnífica, unos pimientos del piquillo. Pimientos apanados rellenos con farsa de cerdo, queso de cabra y menta, presentado sobre la típica salsa vizcaína española. Una delicia que solo abrió mi apetito.
Para el fondo, pedí un congrio a la plancha montado sobre una fina salsa de salmón ahumado con lindos y exquisitos y turgentes camarones. El filete de congrio grillado sobre unas papas a la crema y un espolvoreado de cilantro, sobre la salsa. Fantástico, un desfile de sabores bien seleccionados.
Para tamaños sabores, pedí un carmenere reserva de Leyda, a temperatura ambiente, verdaderamente ideal. Cabe destacar que tienen una buena carta de vinos, muy variada y con una gran oferta de ensamblajes.
Solo 6 mesas ocupadas en ese piso, la mayoría gente un tanto mayor, casi me sentí viejo. La brisa nocturna limpió el aire del humo de cigarrillos y la música ambient muy bien elegida, con tonos de guitarra que generan reminiscencias españolas, hicieron muy disfrutable la cena.
El postre, la verdad debía estar a la altura de lo que ya había disfrutado, por lo que elegí una Leche Frita (que raro suena). Un postre vasco excepcional, caliente, sensual y dulce. Una delicada masa de maicena, espolvoreada de azúcar flor y rodeada de miel.
Mientras escucho una suave música Bossa, pido la cuenta y me despido de esta disfrutable experiencia.
Guría, exquisito restorán español. Totalmente repetible!!!.
El local no llama demasiado la atención desde afuera, pero al ingresar se nota escuela, mesas bien presentadas y salones espaciosos. En el primer piso un lindo bar y una cava de vinos a la vista. No obstante, me fui al segundo piso y elegí una mesa pegada a una ventana. Una noche con ligera brisa generaba ese frescor delicioso que me gusta sentir en las terrazas.
Un restorán con casi 4 años de vida (según me enteré ya compraron la casa contigüa, por lo que van creciendo, buen indicador). Atienden muchachos jóvenes que verdaderamente se esmeran en hacerlo bien, algo que valoro en un sitio de comidas es la buena atención.
Partí con mi habitual agua mineral sin gas y pedí una entrada que resultó magnífica, unos pimientos del piquillo. Pimientos apanados rellenos con farsa de cerdo, queso de cabra y menta, presentado sobre la típica salsa vizcaína española. Una delicia que solo abrió mi apetito.
Para el fondo, pedí un congrio a la plancha montado sobre una fina salsa de salmón ahumado con lindos y exquisitos y turgentes camarones. El filete de congrio grillado sobre unas papas a la crema y un espolvoreado de cilantro, sobre la salsa. Fantástico, un desfile de sabores bien seleccionados.
Para tamaños sabores, pedí un carmenere reserva de Leyda, a temperatura ambiente, verdaderamente ideal. Cabe destacar que tienen una buena carta de vinos, muy variada y con una gran oferta de ensamblajes.
Solo 6 mesas ocupadas en ese piso, la mayoría gente un tanto mayor, casi me sentí viejo. La brisa nocturna limpió el aire del humo de cigarrillos y la música ambient muy bien elegida, con tonos de guitarra que generan reminiscencias españolas, hicieron muy disfrutable la cena.
El postre, la verdad debía estar a la altura de lo que ya había disfrutado, por lo que elegí una Leche Frita (que raro suena). Un postre vasco excepcional, caliente, sensual y dulce. Una delicada masa de maicena, espolvoreada de azúcar flor y rodeada de miel.
Mientras escucho una suave música Bossa, pido la cuenta y me despido de esta disfrutable experiencia.
Guría, exquisito restorán español. Totalmente repetible!!!.
Sábado de nostalgias
Tuve que visitar el centro de Santiasco este fin de semana, la peluquería que visito hace 20 años, era una cita obligada ya que mi cabellera simplemente me estaba asfixiando. Con el calor que a diario nos azota esta ciudad, me cocinaba a fuego lento día a día.
Bueno, ya que estaba en el centro, decidí disfrutar algunos filetillos. Como era hora de almuerzo, puse mis ojos sobre un antiquísmo local, El Café Colonia, de calle Mac Iver. Hace muchos años que no entraba, a pesar que me trae recuerdos de infancia, pues era un lugar destacado para tomar una buena copa de helados o comprar una rica torta. Sin embargo, hoy, es un lugar un poco venido a menos (más por el sector que por otra cosa) y ofrece almuerzos. Entré dispuesto a probar suerte. El sitio sigue siendo clásico y austero, con su foco puesto en la pastelería, pero tiene comedores muy decentes y vino una especial sorpresa. Se acerca a mi mesa una abuelita, vestida de moza y con gran elegancia y arte me ofrece un buen almuerzo. Algo casero, pues un puré de patatas (de verdad), con rodajas de tomate (un toque artesanal y antiguo) y una pechuga de pollo a la plancha. Para beber, una cerveza Torobayo de Kuntzmann y un postre de plátanos con miel. Fantástico, un verdadero almuerzo de 30 o más años atrás.
Ya satisfecho, me fui al cine (como hacía muchos años atrás) a ver la última película de Tim Burton (ídolo). Se trata de Sweeney Todd, una historia sangrienta pero llena de tristezas y de humanas actitudes. La venganza como eje de todo, en un musical formidable (eso es muy freak), con una atmósfera bastante oscura y de repente asquerosa, pero es venganza originada en el amor (que contradicción), donde los poderosos son todos deplorables y al final ningún personaje es verdaderamente sano. No se porqué, pero me pareció tan normal.
Tras unas visitas a librerías en donde encontré varios títulos interesantes (en fin, tres libros nuevos a mi lista de pendientes por leer), me fui a casa por mi cleta. Me fui al cerro San Cristóbal a botar toda la mala onda santiasqueña y a disfrutar de un buen par de horas de meditación y sanidad.
Los recuerdos revisitados, de alguna nos acercan a nosotros mismos. Bien por eso!!
Bueno, ya que estaba en el centro, decidí disfrutar algunos filetillos. Como era hora de almuerzo, puse mis ojos sobre un antiquísmo local, El Café Colonia, de calle Mac Iver. Hace muchos años que no entraba, a pesar que me trae recuerdos de infancia, pues era un lugar destacado para tomar una buena copa de helados o comprar una rica torta. Sin embargo, hoy, es un lugar un poco venido a menos (más por el sector que por otra cosa) y ofrece almuerzos. Entré dispuesto a probar suerte. El sitio sigue siendo clásico y austero, con su foco puesto en la pastelería, pero tiene comedores muy decentes y vino una especial sorpresa. Se acerca a mi mesa una abuelita, vestida de moza y con gran elegancia y arte me ofrece un buen almuerzo. Algo casero, pues un puré de patatas (de verdad), con rodajas de tomate (un toque artesanal y antiguo) y una pechuga de pollo a la plancha. Para beber, una cerveza Torobayo de Kuntzmann y un postre de plátanos con miel. Fantástico, un verdadero almuerzo de 30 o más años atrás.
Ya satisfecho, me fui al cine (como hacía muchos años atrás) a ver la última película de Tim Burton (ídolo). Se trata de Sweeney Todd, una historia sangrienta pero llena de tristezas y de humanas actitudes. La venganza como eje de todo, en un musical formidable (eso es muy freak), con una atmósfera bastante oscura y de repente asquerosa, pero es venganza originada en el amor (que contradicción), donde los poderosos son todos deplorables y al final ningún personaje es verdaderamente sano. No se porqué, pero me pareció tan normal.
Tras unas visitas a librerías en donde encontré varios títulos interesantes (en fin, tres libros nuevos a mi lista de pendientes por leer), me fui a casa por mi cleta. Me fui al cerro San Cristóbal a botar toda la mala onda santiasqueña y a disfrutar de un buen par de horas de meditación y sanidad.
Los recuerdos revisitados, de alguna nos acercan a nosotros mismos. Bien por eso!!
miércoles, 20 de febrero de 2008
Eclipse total de luna : un regalo para disfrutar
En marzo del 2007 se produjo el anterior eclipse total de luna, un evento magnífico que pude observar sin dificultad, sin necesidad de equipamiento ni precauciones, un regalo de la naturaleza simple y hermoso.
Hoy se verá el último eclipse lunar total de esta década, ya que el próximo será a fines del 2010. Quien sabe si podremos verlo.
Pasadas las 22:40 horas se comenzó a notar la sombra que la Tierra proyectó en la hermosa luna llena de esta noche. Para ese momento ya me había preparado un buen lugar de observación, la ventana al oriente de mi departamento, con jazz suave, cigarrillos y un buen ron. Tengo el privilegio que aún no construyen nada que me impida ver limpiamente en esa dirección y tampoco hacia el sur (quizás por ello me resisto a abandonar este refugio, la vista es verdaderamente notable).
Ya son las 22:53 y la pequeña mancha que por abajo y a la derecha comienza a crecer en la luna, indica que el proceso es irreversible, habrá eclipse y en poco tiempo el plateado brillo de la luna pasará a ser un agujero negro en la noche. Pienso irremediablemente en que tras esta creciente oscuridad se encuentra el relampagueante sol, el cual detrás de nuestro planeta está provocando este fenómeno. La metáfora que me provoca es la de alguien demasiado luminoso que al posicionarse en nuestra vida termina por obscurecer lo que vemos y a pesar de ello, es hermoso y lo disfrutamos. ¿cuántas veces nos puede ocurrir que incluso la obscuridad, lo que no podemos ya ver o lo que se ha desaparecido, nos parece un acto hermoso solo porque existe ese sol? Una cópula de luz con un resultado oscuro y temporal pero al mismo tiempo tremendamente disfrutable.
23:20 horas y ya más de un cuarto de luna se sumerge en las sombras. Recuerdo el día en que conocí mi sol personal, enceguecido solo iba morir calcinado en su fuego, hasta que vino la luna a auxiliarme. De hecho en septiembre 2007, tomé verdadera consciencia de lo que me sucedía cuando se produjo el último eclipse solar parcial, allí la milagrosa luna tapó el sol y pude ver (con algo de ayuda) que existía y cuán potente era ese sol. Tierra, Sol y Luna intrincadamente unidos en mi vida.
Casi tres cuartos de la luna están en las sombras y aquí sigo mirando y escribiendo, más que todo pensando, fumando y de vez en cuando bebiendo mi trago regalón. Extraño sus eclipses en mi corazón y al mismo tiempo, disfruto que todo sea natural. Son los ciclos de la naturaleza, los que con el exceso de conocimiento arrebatamos de sorpresa y misterio. Quien dijo que nos debe interesar saber cuando habrá otro eclipse??
Me muero de sana envidia pensando en los compañeros montañistas que en Piuquenes están fotografiando este eclipse y que hicieran tempranamente una invitación a acompañarles. Puchas, a veces me pesa el haber dejado de manejar un vehículo.
El tono rojizo que a las 23:40 horas toma la luna, es un buen momento para escuchar a Elliott Smith y su hermoso tema Angel in the Snow. No se cual es la conexión, pero su lírica es perfecta en este momento. La luna ya casi es solo sombra, pero sigue ahí, café y con un bonete plateado, un redondo brownie con crema.
23:54 horas, pocos vehículos pasan por mi calle. Sospecho que el festival de viña tiene muchos adeptos, como para perder una noche rica de verano frente a la tele. La crema en el brownie de la luna casi desaparece y la sombra cada vez es más rojiza. Se consuma poco a poco el ocultamiento.
Medianoche, disfruto un cigarrillo mientras compruebo que ya no existe la luna como tal, tampoco el sol, solo la sombra extraña y misteriosa de una bola rojiza en el cielo de Santiasco.
15 minutos del día 21 de febrero y mientras solo sombra es la luna me pregunto lo mismo que esa hermosa canción Soul meets body de Death Cab for Cutie y es silencio, eclipse total.
00:30 horas, entre la luna y youtube, sigo la introspección, la luna oculta y Alejandro Filio canta Caminábamos, que linda poesía y que luna.
A 50 minutos y algo más de este jueves 21, se termina el eclipse lunar. Acabo también de encontrar un buen cantautor para cerrar el disfrute, se trata de Nick Drake. De culto!!
Linda experiencia de media semana, tendré que esperar hasta el 2010 para repetirla.
Hoy se verá el último eclipse lunar total de esta década, ya que el próximo será a fines del 2010. Quien sabe si podremos verlo.
Pasadas las 22:40 horas se comenzó a notar la sombra que la Tierra proyectó en la hermosa luna llena de esta noche. Para ese momento ya me había preparado un buen lugar de observación, la ventana al oriente de mi departamento, con jazz suave, cigarrillos y un buen ron. Tengo el privilegio que aún no construyen nada que me impida ver limpiamente en esa dirección y tampoco hacia el sur (quizás por ello me resisto a abandonar este refugio, la vista es verdaderamente notable).
Ya son las 22:53 y la pequeña mancha que por abajo y a la derecha comienza a crecer en la luna, indica que el proceso es irreversible, habrá eclipse y en poco tiempo el plateado brillo de la luna pasará a ser un agujero negro en la noche. Pienso irremediablemente en que tras esta creciente oscuridad se encuentra el relampagueante sol, el cual detrás de nuestro planeta está provocando este fenómeno. La metáfora que me provoca es la de alguien demasiado luminoso que al posicionarse en nuestra vida termina por obscurecer lo que vemos y a pesar de ello, es hermoso y lo disfrutamos. ¿cuántas veces nos puede ocurrir que incluso la obscuridad, lo que no podemos ya ver o lo que se ha desaparecido, nos parece un acto hermoso solo porque existe ese sol? Una cópula de luz con un resultado oscuro y temporal pero al mismo tiempo tremendamente disfrutable.
23:20 horas y ya más de un cuarto de luna se sumerge en las sombras. Recuerdo el día en que conocí mi sol personal, enceguecido solo iba morir calcinado en su fuego, hasta que vino la luna a auxiliarme. De hecho en septiembre 2007, tomé verdadera consciencia de lo que me sucedía cuando se produjo el último eclipse solar parcial, allí la milagrosa luna tapó el sol y pude ver (con algo de ayuda) que existía y cuán potente era ese sol. Tierra, Sol y Luna intrincadamente unidos en mi vida.
Casi tres cuartos de la luna están en las sombras y aquí sigo mirando y escribiendo, más que todo pensando, fumando y de vez en cuando bebiendo mi trago regalón. Extraño sus eclipses en mi corazón y al mismo tiempo, disfruto que todo sea natural. Son los ciclos de la naturaleza, los que con el exceso de conocimiento arrebatamos de sorpresa y misterio. Quien dijo que nos debe interesar saber cuando habrá otro eclipse??
Me muero de sana envidia pensando en los compañeros montañistas que en Piuquenes están fotografiando este eclipse y que hicieran tempranamente una invitación a acompañarles. Puchas, a veces me pesa el haber dejado de manejar un vehículo.
El tono rojizo que a las 23:40 horas toma la luna, es un buen momento para escuchar a Elliott Smith y su hermoso tema Angel in the Snow. No se cual es la conexión, pero su lírica es perfecta en este momento. La luna ya casi es solo sombra, pero sigue ahí, café y con un bonete plateado, un redondo brownie con crema.
23:54 horas, pocos vehículos pasan por mi calle. Sospecho que el festival de viña tiene muchos adeptos, como para perder una noche rica de verano frente a la tele. La crema en el brownie de la luna casi desaparece y la sombra cada vez es más rojiza. Se consuma poco a poco el ocultamiento.
Medianoche, disfruto un cigarrillo mientras compruebo que ya no existe la luna como tal, tampoco el sol, solo la sombra extraña y misteriosa de una bola rojiza en el cielo de Santiasco.
15 minutos del día 21 de febrero y mientras solo sombra es la luna me pregunto lo mismo que esa hermosa canción Soul meets body de Death Cab for Cutie y es silencio, eclipse total.
00:30 horas, entre la luna y youtube, sigo la introspección, la luna oculta y Alejandro Filio canta Caminábamos, que linda poesía y que luna.
A 50 minutos y algo más de este jueves 21, se termina el eclipse lunar. Acabo también de encontrar un buen cantautor para cerrar el disfrute, se trata de Nick Drake. De culto!!
Linda experiencia de media semana, tendré que esperar hasta el 2010 para repetirla.
martes, 19 de febrero de 2008
Almorzando rico en el Zully
El Zully es delicioso desde que se llega enfrente de esta casona del barrio Concha y Toro. Una pequeña plaza con una fuente de agua fantástica, ya muestra que nos encontramos en un oasis de Santiasco.
Pétalos de rosas regados en la escalera de mármol, antecede la entrada a los distintos comedores y la reserva, como siempre, asegura una mesa adecuada. En esta ocasión, soy el invitado de mi buena amiga Lucy.
Para la entrada, Lucy se sirve una ensalada de hojas acompañada de carpaccio de carne y jenjibre con aderezo italiano. En mi caso, no resistí la tentación de comer un rostí de papas con queso y salsa de azafrán, en una delgada cama de hojas y alfalfa. Delicioso y novedoso.
Para el fondo, coincidimos en gusto, pues elegimos unas brochetas de albacora posadas sobre un puré de verduras mixtas y pesto de albahaca. Notable sabor. Como un plato así lo merece, pedí una copa de vino, William Cole Alto Vuelo a la temperatura ideal.
Para el postre, no había mejor opción que un sorbete de limón con salsa de frambuesa (y finos trozos de éstas). Muy rico y refrescante.
Un café y rapidamente, de vuelta al trabajo. Que rico es el Zully!!!!
Pétalos de rosas regados en la escalera de mármol, antecede la entrada a los distintos comedores y la reserva, como siempre, asegura una mesa adecuada. En esta ocasión, soy el invitado de mi buena amiga Lucy.
Para la entrada, Lucy se sirve una ensalada de hojas acompañada de carpaccio de carne y jenjibre con aderezo italiano. En mi caso, no resistí la tentación de comer un rostí de papas con queso y salsa de azafrán, en una delgada cama de hojas y alfalfa. Delicioso y novedoso.
Para el fondo, coincidimos en gusto, pues elegimos unas brochetas de albacora posadas sobre un puré de verduras mixtas y pesto de albahaca. Notable sabor. Como un plato así lo merece, pedí una copa de vino, William Cole Alto Vuelo a la temperatura ideal.
Para el postre, no había mejor opción que un sorbete de limón con salsa de frambuesa (y finos trozos de éstas). Muy rico y refrescante.
Un café y rapidamente, de vuelta al trabajo. Que rico es el Zully!!!!
domingo, 17 de febrero de 2008
asian bistro : placer inesperado
Es poco feliz para mí una incursión en Parque Arauco, el paraíso del consumismo, el reinado de la impostura, en fin, el mundo ficticio de muchos chilenos.
Bueno, tenía que comprar algunas cosas y en domingo no quedan muchas opciones. Tuve que ir a este lugar y prefiero hacerlo disfrutable.
Me dirigí raudo hacia el restorán Asian Bistro ubicado en el boulevard, pero para sorpresa mía, estaba llenísimo, siendo pasadas las 14 horas. Decidí partir con las compras y regresar luego. Sabia decisión, cuando regresé ya pude elegir una buena posición en una rica terraza.
Partí con mi acostumbrada agua mineral sin gas, mientras elegía un buen plato de fondo. Este lugar se especializa en comida japonesa, china y thai; además de algunas combinaciones curiosas con otras cocinas del mundo.
Como el hambre arreciaba, pedí unas exquisitas empanadas de camarones, un tremendo plato muy bien presentado con un pote de salsa de tamarindo excelente. Las empanaditas de un tamaño apreciable, se dejaron comer turnando la salsa de tamarindo con salsa de soya cocida.
Para el plato de fondo, decidí experimentar con un plato especial Asian French. Se trata de una pierna de pato confitada con una salsa de cinco sabores, con un magret de pato a la plancha y una base de piña. Francamente, delicioso. El vino, infaltable, un syrah 2006 de Santa Ema que empato delicadamente con la comida.
Contento por el acierto, añadí un postre increíble, Pinneapple Carpaccio, helado de jenjibre sobre delicadas láminas de piña recubiertas con un almíbar de cilantro. Notable!!!
Así valió la pena el esfuerzo de ir al mall.
Bueno, tenía que comprar algunas cosas y en domingo no quedan muchas opciones. Tuve que ir a este lugar y prefiero hacerlo disfrutable.
Me dirigí raudo hacia el restorán Asian Bistro ubicado en el boulevard, pero para sorpresa mía, estaba llenísimo, siendo pasadas las 14 horas. Decidí partir con las compras y regresar luego. Sabia decisión, cuando regresé ya pude elegir una buena posición en una rica terraza.
Partí con mi acostumbrada agua mineral sin gas, mientras elegía un buen plato de fondo. Este lugar se especializa en comida japonesa, china y thai; además de algunas combinaciones curiosas con otras cocinas del mundo.
Como el hambre arreciaba, pedí unas exquisitas empanadas de camarones, un tremendo plato muy bien presentado con un pote de salsa de tamarindo excelente. Las empanaditas de un tamaño apreciable, se dejaron comer turnando la salsa de tamarindo con salsa de soya cocida.
Para el plato de fondo, decidí experimentar con un plato especial Asian French. Se trata de una pierna de pato confitada con una salsa de cinco sabores, con un magret de pato a la plancha y una base de piña. Francamente, delicioso. El vino, infaltable, un syrah 2006 de Santa Ema que empato delicadamente con la comida.
Contento por el acierto, añadí un postre increíble, Pinneapple Carpaccio, helado de jenjibre sobre delicadas láminas de piña recubiertas con un almíbar de cilantro. Notable!!!
Así valió la pena el esfuerzo de ir al mall.
Mauricio Rodriguez Trío: grandes sensaciones
Una noche singular, llena de sensaciones sonoras especiales.
Cada tema de una longitud extrema, pletórica de posibilidades de improvisación y de placer extendido. Mauricio Rodriguez sabe del misterio, conoce de esa posibilidad que da la potencia del talento. ¿Lautaro Quevedo. Daniel Rodriguez y Mauricio Rodriguez dan como para componer una realidad disfrutable? Claro que sí!!!
Lo importante es que a pesar de las vacaciones de muchos, si es posible tener buen jazz un viernes por la noche. Un viernes exquisito, con sonidos originales que disfrutamos los pocos asistentes.
Lautaro, un virtuoso de los detalles en el piano y teclados. Se dió paciencia para tocar las cuerdas del piano provocar matices sonoros especiales.
Daniel Rodriguez juega con la posibilidad de un toque virtuoso, un toque percusionado único, él sabe que la guitarra talentosa de su hermano se suma al proceso creativo, no hay redención solo expiación.
Gran noche de jazz, poco transmuta al futuro, pero todo conduce hacia allá, los sonidos son suficientes para lograr el efecto. Exquisita selección.
Cada tema de una longitud extrema, pletórica de posibilidades de improvisación y de placer extendido. Mauricio Rodriguez sabe del misterio, conoce de esa posibilidad que da la potencia del talento. ¿Lautaro Quevedo. Daniel Rodriguez y Mauricio Rodriguez dan como para componer una realidad disfrutable? Claro que sí!!!
Lo importante es que a pesar de las vacaciones de muchos, si es posible tener buen jazz un viernes por la noche. Un viernes exquisito, con sonidos originales que disfrutamos los pocos asistentes.
Lautaro, un virtuoso de los detalles en el piano y teclados. Se dió paciencia para tocar las cuerdas del piano provocar matices sonoros especiales.
Daniel Rodriguez juega con la posibilidad de un toque virtuoso, un toque percusionado único, él sabe que la guitarra talentosa de su hermano se suma al proceso creativo, no hay redención solo expiación.
Gran noche de jazz, poco transmuta al futuro, pero todo conduce hacia allá, los sonidos son suficientes para lograr el efecto. Exquisita selección.
miércoles, 13 de febrero de 2008
Pad Thai : puede ser mucho mejor
He pasado demasiadas veces por la puerta de este restorán y no me animaba a ingresar. De hecho si se le juzgara solo por la entrada, estaría siempre vacío. Sin embargo, esconde un verdadero diamante y todavía puede ser pulido más.
A la hora de la cena tras un día agotador, decidí visitarlo.
Un lugar enorme, al que se accede por un largo pasillo, muy bien ambientado, sobrio y acogedor. Dirigí mis pasos hacia la terraza al fondo, algo me decía que era mejor que estar en los comedores o la zona del bar. No me equivoqué.
Un patio grande y precioso, con pasto y una piscina habilitada y posible de usar (habría que llevar traje de baño, por cierto), iluminación tenue, música suave (bossa) y una paz deliciosa que se respira entre estatuas, vegetación e imagenes de la cultura budista. El sonido del agua en un surtidor de la piscina es maravilloso fondo para gozar una buena cena. Además hay sillones por todos lados, como para descansar relajadamente, mucho espacio y una vista disfrutable.
Tardaron en atenderme, pero pronto tuve mi agua mineral para refrescarme un poco y de paso, ordené mi cena. La primera sorpresa es que no hay vino, de hecho, nada de alcohol. Estupefacto, ya que no esperaba algo así, interrogué un poco y recibí una buena noticia, todo problema es una oportunidad y se puede llevar el vino y atentas copas las pone el restorán. Es decir, eliges el vino que quieres degustar y simplemente lo llevas para tu cena. Bien por eso!!
Pedí un plato llamado Pad Grapraw con camarones, que resultó ser una maravilla. Un salteado de champiñones, albahaca, ají fresco y camarones acompañado de una porción de arroz blanco envuelta como un regalo en hojas de bambú. Para comer el arroz debí retirar el broche, un mondadientes. Un plato contundente y al mismo tiempo de sabores delicados.
A falta de un buen vino (para la próxima llevo uno de los míos) pedí un jugo de frutas muy especial, un batido acuoso de piña, limón y menta, fresco y sabroso.
Las chicas muy simpáticas pero con escasa preparación en servicio, descoordinadas y bastante ausentes. Por suerte, no tenía horario fijo para esta aventura, por lo que igual lo pasé muy bien.
Para el postre, unas brochetas de piña salteadas en leche de coco y espolvoreadas con un molido de maní. Un postre tibio delicioso.
Finalmente, debí ir a la caja a pagar ya que tras una espera bastante más que razonable no apareció nadie y ya era hora de marchar.
Pad Thai, comida extraordinaria, hermoso lugar y con una deuda en el servicio a las mesas que espero mejoren pronto.
A la hora de la cena tras un día agotador, decidí visitarlo.
Un lugar enorme, al que se accede por un largo pasillo, muy bien ambientado, sobrio y acogedor. Dirigí mis pasos hacia la terraza al fondo, algo me decía que era mejor que estar en los comedores o la zona del bar. No me equivoqué.
Un patio grande y precioso, con pasto y una piscina habilitada y posible de usar (habría que llevar traje de baño, por cierto), iluminación tenue, música suave (bossa) y una paz deliciosa que se respira entre estatuas, vegetación e imagenes de la cultura budista. El sonido del agua en un surtidor de la piscina es maravilloso fondo para gozar una buena cena. Además hay sillones por todos lados, como para descansar relajadamente, mucho espacio y una vista disfrutable.
Tardaron en atenderme, pero pronto tuve mi agua mineral para refrescarme un poco y de paso, ordené mi cena. La primera sorpresa es que no hay vino, de hecho, nada de alcohol. Estupefacto, ya que no esperaba algo así, interrogué un poco y recibí una buena noticia, todo problema es una oportunidad y se puede llevar el vino y atentas copas las pone el restorán. Es decir, eliges el vino que quieres degustar y simplemente lo llevas para tu cena. Bien por eso!!
Pedí un plato llamado Pad Grapraw con camarones, que resultó ser una maravilla. Un salteado de champiñones, albahaca, ají fresco y camarones acompañado de una porción de arroz blanco envuelta como un regalo en hojas de bambú. Para comer el arroz debí retirar el broche, un mondadientes. Un plato contundente y al mismo tiempo de sabores delicados.
A falta de un buen vino (para la próxima llevo uno de los míos) pedí un jugo de frutas muy especial, un batido acuoso de piña, limón y menta, fresco y sabroso.
Las chicas muy simpáticas pero con escasa preparación en servicio, descoordinadas y bastante ausentes. Por suerte, no tenía horario fijo para esta aventura, por lo que igual lo pasé muy bien.
Para el postre, unas brochetas de piña salteadas en leche de coco y espolvoreadas con un molido de maní. Un postre tibio delicioso.
Finalmente, debí ir a la caja a pagar ya que tras una espera bastante más que razonable no apareció nadie y ya era hora de marchar.
Pad Thai, comida extraordinaria, hermoso lugar y con una deuda en el servicio a las mesas que espero mejoren pronto.
Marcelo Moncada Quartet : filete inesperado
Thelonious es un lugar que frecuento mucho, no solo por su excelente selección de tocatas en vivo sino porque se atreve a hacer tocatas en días que todos prefieren cerrar los locales. Pues bien, un lunes de grabación de una tocata en vivo, para mí es imperdible.
Marcelo Moncada (saxos), acompañado de César Ibacache ( un piano sutil y con personalidad), Rui Salgado de Portugal ( un contrabajo virtuoso) y Frederik Meulyzer, belga y batero excelente, constituían la invitación. Desde un comienzo, pasadas las 23 horas noté los detalles. Un platillo acostado en ángulo sobre las patas de un soporte de la batería, otro plato en una butaca, eran preludio de efectos estudiados y especiales. Muchos micrófonos y algo de nerviosismo,
Exquisito trabajo, el saxo se presentó impetuoso, lleno de vida y de sentido, con movimientos extraordinarios y originales. Tikitan, Conejitos fueron los temas iniciales, los cuales dieron el tono de una tocata excepcional, a pesar de la lamentable ausencia de público. (hasta cierto punto me encanta ser testigo casi solitario de algo excepcional, puchas, el ego es mussshho).
El contrabajo me encantó, excelente como todos los instrumentos en su momento, cada tema con un gran sentido de la oportunidad, me aumentaban cada segundo la compulsión de comprarles el CD del grupo para asegurar repetición del gozo. Tras un breve descanso que ocupé en recorrer el barrio para comprar puchos, lo que no conseguí, volví a tiempo para disfrutar de la segunda parte.
Notas sutiles de piano, dieron continuidad a la efervescencia de un saxo alto, jovial y profundo, acompañado de un contrabajo y batería que generaban un fondo perfecto para completar un disfrute especial.
Gran jazz, y tengo un CD de prueba.
Marcelo Moncada (saxos), acompañado de César Ibacache ( un piano sutil y con personalidad), Rui Salgado de Portugal ( un contrabajo virtuoso) y Frederik Meulyzer, belga y batero excelente, constituían la invitación. Desde un comienzo, pasadas las 23 horas noté los detalles. Un platillo acostado en ángulo sobre las patas de un soporte de la batería, otro plato en una butaca, eran preludio de efectos estudiados y especiales. Muchos micrófonos y algo de nerviosismo,
Exquisito trabajo, el saxo se presentó impetuoso, lleno de vida y de sentido, con movimientos extraordinarios y originales. Tikitan, Conejitos fueron los temas iniciales, los cuales dieron el tono de una tocata excepcional, a pesar de la lamentable ausencia de público. (hasta cierto punto me encanta ser testigo casi solitario de algo excepcional, puchas, el ego es mussshho).
El contrabajo me encantó, excelente como todos los instrumentos en su momento, cada tema con un gran sentido de la oportunidad, me aumentaban cada segundo la compulsión de comprarles el CD del grupo para asegurar repetición del gozo. Tras un breve descanso que ocupé en recorrer el barrio para comprar puchos, lo que no conseguí, volví a tiempo para disfrutar de la segunda parte.
Notas sutiles de piano, dieron continuidad a la efervescencia de un saxo alto, jovial y profundo, acompañado de un contrabajo y batería que generaban un fondo perfecto para completar un disfrute especial.
Gran jazz, y tengo un CD de prueba.
domingo, 10 de febrero de 2008
Casa de Piedra : prueba de humildad
Un nuevo domingo en que despierto de madrugada para ser parte de un disfrute malayo. Debía estar a las 7:45 horas en Tobalaba con Bilbao, antes de lo cual debía desayunar y preparar la mochila. Había que cargar algunas delicias para incluirlas en el menú gourmet de montaña, una dieta malaya acorde a la ocasión.
Tras encontrarnos con rigurosa puntualidad, a las 8 de la mañana ya estábamos en el acceso del Parque Mahuida. En total 11 invitados al paseo.
La subida fue guiada por Marcos ya que conocía la ruta y las marcas que había hecho en ascenso anterior. La verdad, es que el sendero era fácil de perder y al paso de las horas, quedamos convencidos que para el regreso deberíamos viajar bastante juntos para no perdernos.
Tres horas y 15 minutos fue el lapso de tiempo que tardamos hasta la Casa de Piedra, un lugar fantástico pues es una construcción natural de rocas que bien puede servir de refugio (natural a pesar de los desagradables rayados que algunos dejaron en sus rocas). Un poco más allá la caída de agua desde alguna vertiente y la sombra de lindos árboles autóctonos, nos dieron cobijo agradable para nuestro banquete.
Comenzamos con unas aceitunas al ajo, acompañadas de un exquisito queso con hierbas. Preparé unos choritos con limón y sal que gozamos entre todos, luego frutas secas, higos y ciruelas que por ahí aparecieron, para continuar con uvas, frutillas y duraznos. Finalmente, el placer del turrón con almendras y el café en grano. Delicioso!!!!.
Con el potente sol de este domingo, llegó la urgencia de comenzar el descenso y así lo hicimos. Conversando animadamente, un grupo nos adelantamos un tanto y en algún punto debimos dividir el grupo, pues algunos queriamos regresar más rápido a nuestros hogares. Ahí, fue que el grupo se dividió en dos y Horacio, David, Hernán y yo comenzamos un periplo destructor de egos. Me refiero al hecho, que este paseo que, en principio, parecía no tener ninguna dificultad, se nos transformó en una buena lección de humildad. La montaña siempre tiene algo que enseñarnos.
Habíamos bajado bastante convencidos que ibamos por el camino correcto, hasta que caímos en la cuenta que estábamos perdidos. Si, perdidos de verdad. Un poco antes, hubo una caída increíble (por un momento vi los pies por sobre la cabeza del afectado, como dijo alguien, hizo una chilenita volando por los aires). Buscamos una y otra vez referencias reconocibles, pero éstas se escabullían, hasta que logramos divisar una importante, pero estaba a una quebrada de distancia y no había forma fácil de cruzar. Con maña y paciencia, hicimos un recorrido por el cerro hasta encontrar un punto en que pudieramos cruzar, fue duro, sobretodo para los egos.
Finalmente, logramos regresar al punto de partida del paseo, reflexionando mucho sobre nuestra soberbia y la maravilla que significa poder disfrutar, como si fuera una meditación, la montaña. Cansados y algo agobiados, regresamos.
Buen paseo, disfrutable y aleccionador.
Tras encontrarnos con rigurosa puntualidad, a las 8 de la mañana ya estábamos en el acceso del Parque Mahuida. En total 11 invitados al paseo.
La subida fue guiada por Marcos ya que conocía la ruta y las marcas que había hecho en ascenso anterior. La verdad, es que el sendero era fácil de perder y al paso de las horas, quedamos convencidos que para el regreso deberíamos viajar bastante juntos para no perdernos.
Tres horas y 15 minutos fue el lapso de tiempo que tardamos hasta la Casa de Piedra, un lugar fantástico pues es una construcción natural de rocas que bien puede servir de refugio (natural a pesar de los desagradables rayados que algunos dejaron en sus rocas). Un poco más allá la caída de agua desde alguna vertiente y la sombra de lindos árboles autóctonos, nos dieron cobijo agradable para nuestro banquete.
Comenzamos con unas aceitunas al ajo, acompañadas de un exquisito queso con hierbas. Preparé unos choritos con limón y sal que gozamos entre todos, luego frutas secas, higos y ciruelas que por ahí aparecieron, para continuar con uvas, frutillas y duraznos. Finalmente, el placer del turrón con almendras y el café en grano. Delicioso!!!!.
Con el potente sol de este domingo, llegó la urgencia de comenzar el descenso y así lo hicimos. Conversando animadamente, un grupo nos adelantamos un tanto y en algún punto debimos dividir el grupo, pues algunos queriamos regresar más rápido a nuestros hogares. Ahí, fue que el grupo se dividió en dos y Horacio, David, Hernán y yo comenzamos un periplo destructor de egos. Me refiero al hecho, que este paseo que, en principio, parecía no tener ninguna dificultad, se nos transformó en una buena lección de humildad. La montaña siempre tiene algo que enseñarnos.
Habíamos bajado bastante convencidos que ibamos por el camino correcto, hasta que caímos en la cuenta que estábamos perdidos. Si, perdidos de verdad. Un poco antes, hubo una caída increíble (por un momento vi los pies por sobre la cabeza del afectado, como dijo alguien, hizo una chilenita volando por los aires). Buscamos una y otra vez referencias reconocibles, pero éstas se escabullían, hasta que logramos divisar una importante, pero estaba a una quebrada de distancia y no había forma fácil de cruzar. Con maña y paciencia, hicimos un recorrido por el cerro hasta encontrar un punto en que pudieramos cruzar, fue duro, sobretodo para los egos.
Finalmente, logramos regresar al punto de partida del paseo, reflexionando mucho sobre nuestra soberbia y la maravilla que significa poder disfrutar, como si fuera una meditación, la montaña. Cansados y algo agobiados, regresamos.
Buen paseo, disfrutable y aleccionador.
sábado, 9 de febrero de 2008
Almorzando rico en Puerto Fuy
A pesar que el barrio de Nueva Costanera no es de mi especial predilección, debo reconocer que hay restoranes excepcionales. Uno de ellos es Puerto Fuy.
Llamé temprano para asegurar una buena mesa y cerca de las 14 horas nos encontrábamos ingresando. Una atenta anfitriona se encargó de nuestros bultos y nos hizo pasar al comedor. Fresco, bien ambientado, sencillo y disfrutable. Buena música, al volumen adecuado. Todo presagiaba un gran almuerzo.
Partimos, dado el calor desde donde veníamos, con un aperitivo adecuado Kirk Royal, fresco y bastante neutro para no complicar el sabor del disfrute posterior. Pedimos una entrada para compartir, locos en distintas presentaciones, un ceviche, un loco apanado sobre salsa verde, un loco trozado cubierto con un apanado de mantequilla (exquisito e insólito) y un pote de leche de tigre. Notable!!!.
Para cambiar de sabores, una bolita de granizado de limón de pica y albahaca, increíble. Los platos de fondo, Turbot con tomates perla, una sopa deliciosa e incógnita, puré de zapallo y otros aderezos que no recuerdo y un Mero sobre una alcachofa barigoule y coulis de tomates emulsionados en mantequilla, encerrados en un cuadrado de puré de aceitunas, más verduras diversas. Todo esto acompañado por un delicioso exponente del Pinot Noir de Leyda. Sencillamente magnífico.
Concluido el placer de los platos de fondo, avanzamos a los postres, previa degustación de otro granizado que sirvió de intermedio virtuoso hacia lo dulce. Una parte del placer es la presentación y claramente en Puerto Fuy lo saben, pues los platos son visualmente increíbles. Finalmente el café, posible de endulzar de 10 maneras distintas, incluida la miel en polvo y cristales de azúcar. Todo increíble, bien servido, una presentación de lujo y un placer extraordinario.
Que gran sentido de la experiencia y del placer. Puerto Fuy es un restorán plenamente disfrutable.
Llamé temprano para asegurar una buena mesa y cerca de las 14 horas nos encontrábamos ingresando. Una atenta anfitriona se encargó de nuestros bultos y nos hizo pasar al comedor. Fresco, bien ambientado, sencillo y disfrutable. Buena música, al volumen adecuado. Todo presagiaba un gran almuerzo.
Partimos, dado el calor desde donde veníamos, con un aperitivo adecuado Kirk Royal, fresco y bastante neutro para no complicar el sabor del disfrute posterior. Pedimos una entrada para compartir, locos en distintas presentaciones, un ceviche, un loco apanado sobre salsa verde, un loco trozado cubierto con un apanado de mantequilla (exquisito e insólito) y un pote de leche de tigre. Notable!!!.
Para cambiar de sabores, una bolita de granizado de limón de pica y albahaca, increíble. Los platos de fondo, Turbot con tomates perla, una sopa deliciosa e incógnita, puré de zapallo y otros aderezos que no recuerdo y un Mero sobre una alcachofa barigoule y coulis de tomates emulsionados en mantequilla, encerrados en un cuadrado de puré de aceitunas, más verduras diversas. Todo esto acompañado por un delicioso exponente del Pinot Noir de Leyda. Sencillamente magnífico.
Concluido el placer de los platos de fondo, avanzamos a los postres, previa degustación de otro granizado que sirvió de intermedio virtuoso hacia lo dulce. Una parte del placer es la presentación y claramente en Puerto Fuy lo saben, pues los platos son visualmente increíbles. Finalmente el café, posible de endulzar de 10 maneras distintas, incluida la miel en polvo y cristales de azúcar. Todo increíble, bien servido, una presentación de lujo y un placer extraordinario.
Que gran sentido de la experiencia y del placer. Puerto Fuy es un restorán plenamente disfrutable.
Cristián Gallardo Cuarteto
Ufff, una semana de muchísimo trabajo y poco disfrute. La verdad que temporada de vacaciones de algunos casi siempre significa que hay mucha pega por hacer de otros.
No podía cerrar la semana sin celebrar la música en vivo y en este caso, en manos de un músico excepcional y sus invitados. Me refiero a Cristián Gallardo, saxofonista y flautista (Contracuarteto, Quintessence), quien junto a un pianista de campeonato Tomás Krumm, un contrabajista serio y preciso, Cristián Orellana y al imponderable Arturo Salinas, gran baterista nacional, todos dieron vida a una tocata deliciosa en Thelonious.
Poca gente, se nota que febrero es un mes que la mayoría prefiere para ir a hacinarse a otro lugar distinto de Santiasco. Sin embargo, no faltó entusiasmo ni buena onda. Temas de Thelonious Monk y del propio Gallardo animaron una noche muy disfrutable. Imagino que lo que se escuchaba en la calle fue una invitación irresistible para hacerse parte del disfrute musical que estaba en curso, asi que poco a poco se fue agregando público a esta tocata que estuvo de miedo.
Me gusta Gallardo, es un profesional de la música extraordinario y sabe manejar los ritmos y la destreza propia y de sus acompañantes. Fue una tocata de alto nivel, buen jazz.
Por cierto, el gran compañero Erwin (dueño del Thelonious) y su generosidad a toda prueba, me prestó un CD de Chet Baker exquisito.
No podía cerrar la semana sin celebrar la música en vivo y en este caso, en manos de un músico excepcional y sus invitados. Me refiero a Cristián Gallardo, saxofonista y flautista (Contracuarteto, Quintessence), quien junto a un pianista de campeonato Tomás Krumm, un contrabajista serio y preciso, Cristián Orellana y al imponderable Arturo Salinas, gran baterista nacional, todos dieron vida a una tocata deliciosa en Thelonious.
Poca gente, se nota que febrero es un mes que la mayoría prefiere para ir a hacinarse a otro lugar distinto de Santiasco. Sin embargo, no faltó entusiasmo ni buena onda. Temas de Thelonious Monk y del propio Gallardo animaron una noche muy disfrutable. Imagino que lo que se escuchaba en la calle fue una invitación irresistible para hacerse parte del disfrute musical que estaba en curso, asi que poco a poco se fue agregando público a esta tocata que estuvo de miedo.
Me gusta Gallardo, es un profesional de la música extraordinario y sabe manejar los ritmos y la destreza propia y de sus acompañantes. Fue una tocata de alto nivel, buen jazz.
Por cierto, el gran compañero Erwin (dueño del Thelonious) y su generosidad a toda prueba, me prestó un CD de Chet Baker exquisito.
domingo, 3 de febrero de 2008
Fomingo : inventando disfrutes
No soporto un día fome, así que en el momento que desperté (a mediodía), me dispuse a sacarle buen jugo al día, a pesar del calor espantoso de Santiasco y a la ausencia de cierto ser que añoro.
La verdad es que tenía presupuestado ir al Salto de Apoquindo, camino a Farellones, un trekking prometedor, pero no tuve transporte. Bueno, siempre tengo plan B.
Partí con un delicioso paseo al cerro San Cristóbal en bicicleta, esas dos horas y fracción son un extraordinario reencuentro con la belleza de este cerro de la capital. Poca gente, mucho extranjero. Forcé la marcha para sentir el cerro y de paso saber como me encontraba tras varias semanas sin practicar este paseo. Lamentable, me cansé como bestia, pero hace tan bien que fue un disfrute como siempre. Veinte minutos a la cumbre, mote con huesillos, que en esta ocasión se transformó solo en jugo de huesillos (dos para ser exacto), ruta hacia Antilén, luego a la Pirámide y otros caminos posibles. El cerro San Cristóbal es delicioso, se puede disfrutar de muchas formas y por diversos caminos.
Una bajada de locura y con riesgo vital, cometí un error a 54 Km/hr y casi me caigo, me salvó el instinto, ese que me dice mantén la calma, no va a pasar nada. Vaya susto, fue grande.
Una rica ducha y salí a pasear por los museos de Santiasco. MAC del Parque Forestal, cerrado. Museo de Bellas Artes, maravilloso, siempre con sorpresas. La muestra de la prolífica obra arquitectónica de Rogelio Salmona. Este artista colombiano con 50 años de trayectoria magnífica nos deleita con sus creencias virtuosas, espacios disfrutables y sociales, una inteligentísima composición de los volúmenes y de las miradas que asombra, espacio público, espacio democrático. Verdaderamente un genio, capaz de usar la naturaleza respetuosamente para dar el máximo beneficio de utilidad y al mismo tiempo de aprecio por la belleza que interviene.
Otro aspecto delicioso del museo es la exposición de fotografías del Fotoclub, 70 años del Foto Cine Club de Chile, fotos maravillosas, de niños, de paisajes, de rostros, de hermosos desnudos de todas las épocas. Un gran deleite visual.
De ahí, me dirigí, como siempre al MAVI, pero estará cerrado por febrero. En fin, no quedó opción, era hora de almorzar algo rico (por lo demás pasaban las 17 horas). Llegué al Victorino, uno de los pocos lugares de Santiasco, que atienden un domingo por la tarde y hay chef disponible.
Pedí un Mahi Mahi (que delicioso pescado caribeño), finamente cocinado y tostado, servido con pastelera de choclo y hojas de rúcula, acompañado de un delicioso pinot noir a la temperatura precisa. La música del local estuvo fantástica y la casi soledad también. Exquisito, fue un almuerzo notable solo acompañado por mis lecturas de Eckhart Tolle. El único reproche al chef es que debió hacer más dulce la pastelera para crear el contraste profundo con la carne del pescado. Solo un detalle.
En fin, a pesar del calor, Santiasco se puede disfrutar.
La verdad es que tenía presupuestado ir al Salto de Apoquindo, camino a Farellones, un trekking prometedor, pero no tuve transporte. Bueno, siempre tengo plan B.
Partí con un delicioso paseo al cerro San Cristóbal en bicicleta, esas dos horas y fracción son un extraordinario reencuentro con la belleza de este cerro de la capital. Poca gente, mucho extranjero. Forcé la marcha para sentir el cerro y de paso saber como me encontraba tras varias semanas sin practicar este paseo. Lamentable, me cansé como bestia, pero hace tan bien que fue un disfrute como siempre. Veinte minutos a la cumbre, mote con huesillos, que en esta ocasión se transformó solo en jugo de huesillos (dos para ser exacto), ruta hacia Antilén, luego a la Pirámide y otros caminos posibles. El cerro San Cristóbal es delicioso, se puede disfrutar de muchas formas y por diversos caminos.
Una bajada de locura y con riesgo vital, cometí un error a 54 Km/hr y casi me caigo, me salvó el instinto, ese que me dice mantén la calma, no va a pasar nada. Vaya susto, fue grande.
Una rica ducha y salí a pasear por los museos de Santiasco. MAC del Parque Forestal, cerrado. Museo de Bellas Artes, maravilloso, siempre con sorpresas. La muestra de la prolífica obra arquitectónica de Rogelio Salmona. Este artista colombiano con 50 años de trayectoria magnífica nos deleita con sus creencias virtuosas, espacios disfrutables y sociales, una inteligentísima composición de los volúmenes y de las miradas que asombra, espacio público, espacio democrático. Verdaderamente un genio, capaz de usar la naturaleza respetuosamente para dar el máximo beneficio de utilidad y al mismo tiempo de aprecio por la belleza que interviene.
Otro aspecto delicioso del museo es la exposición de fotografías del Fotoclub, 70 años del Foto Cine Club de Chile, fotos maravillosas, de niños, de paisajes, de rostros, de hermosos desnudos de todas las épocas. Un gran deleite visual.
De ahí, me dirigí, como siempre al MAVI, pero estará cerrado por febrero. En fin, no quedó opción, era hora de almorzar algo rico (por lo demás pasaban las 17 horas). Llegué al Victorino, uno de los pocos lugares de Santiasco, que atienden un domingo por la tarde y hay chef disponible.
Pedí un Mahi Mahi (que delicioso pescado caribeño), finamente cocinado y tostado, servido con pastelera de choclo y hojas de rúcula, acompañado de un delicioso pinot noir a la temperatura precisa. La música del local estuvo fantástica y la casi soledad también. Exquisito, fue un almuerzo notable solo acompañado por mis lecturas de Eckhart Tolle. El único reproche al chef es que debió hacer más dulce la pastelera para crear el contraste profundo con la carne del pescado. Solo un detalle.
En fin, a pesar del calor, Santiasco se puede disfrutar.
sábado, 2 de febrero de 2008
Tokio Blues de Murakami
Hace ya unos años que he incluido en mi dieta literaria autores japoneses y Tokio Blues (Norwegian Wood) es el segundo libro de Haruki Murakami que disfruto.
Es una historia de los recuerdos de una adolescencia y todos sus detalles. Un texto muy juvenil y especialmente real, lleno de referencias a canciones y música imperecedera. Plagado de detalles que son extraordinariamente propios de esa edad que todos tuvimos, cuando estamos descubriendo quienes somos, frente a nosotros mismos y ante lo demás. La sexualidad experimentada, el enamoramiento, la amistad y la soledad. Un viaje a los pensamientos que nos asisten ante lo que vamos descubriendo, las dudas acerca del futuro, la muerte.
Una novela moderna, entretenida y jovial. El amor y la muerte por suicidio aparecen una y otra vez, la construcción de la responsabilidad y los valores que se afirman mientras se viaja a la madurez. Cada amistad y mujer significante en la vida del melancólico personaje Toru Watanabe, construyen desde la emoción y la reflexión, a un ser humano maduro y responsable de sus actos.
Gran novela, la recomiendo.
Es una historia de los recuerdos de una adolescencia y todos sus detalles. Un texto muy juvenil y especialmente real, lleno de referencias a canciones y música imperecedera. Plagado de detalles que son extraordinariamente propios de esa edad que todos tuvimos, cuando estamos descubriendo quienes somos, frente a nosotros mismos y ante lo demás. La sexualidad experimentada, el enamoramiento, la amistad y la soledad. Un viaje a los pensamientos que nos asisten ante lo que vamos descubriendo, las dudas acerca del futuro, la muerte.
Una novela moderna, entretenida y jovial. El amor y la muerte por suicidio aparecen una y otra vez, la construcción de la responsabilidad y los valores que se afirman mientras se viaja a la madurez. Cada amistad y mujer significante en la vida del melancólico personaje Toru Watanabe, construyen desde la emoción y la reflexión, a un ser humano maduro y responsable de sus actos.
Gran novela, la recomiendo.
Cristo : otra de Manuela
El Teatro de Chile, compañía de Manuela Infante, vuelve a sorprenderme. En el pasado, dos de sus obras, Prat y el Hombre Planta me fascinaron y comprendí que había un talento extraordinario en desarrollo para nuestro deleite.
Asistí al Matucana 100 para ver esta prometedora obra y debo reconocer que salí maravillado. La escenografía, algo muy cuidado y trabajado por la compañía, es de cartón. Si, todo es de cartón (alguna metáfora?) y está llena de novedosas formas escénicas. Los actores son actores y personajes, los técnicos y tramoyistas son también actores y personajes. Todo es parte de la impostura y de la dialéctica realidad - actuación.
Cristo, el personaje por antonomasia, la representación más representada del mundo, si bien en la obra se habla de haber buscado cristo en google y produjo casi 6 millones de resultados, la verdad es que obtienen más de 28 millones. Lo que importa es que permanentemente el público asistente es bombardeado con la interrogante, realidad o representación, actuamos o somos, hacemos solo lo que ya está definido que hagamos o podemos ser auténticos?.
Cada tanto, la obra se detiene y genera complicidad con el público para mostrar que todo lo que ha visto hasta ese momento era una obra y que ahora comienza una realidad nueva, pero eso también es parte de la obra de teatro y así sucesivamente. Por momentos se vuelve esquizofrénico el ambiente, pero la obra continúa con precisión, con una técnica increíble, usando recursos audiovisuales, te trastornan con una precisión de miedo, superponiendo a la realidad, la proyección de ésta en una pantalla, pero que de pronto es otra proyección, trampeando los sentidos, ¿qué es realidad? ¿están todos actuando mientras pretenden no hacerlo o quizás eso es lo real?
Formidable trabajo, fascinante e imperdible.
Asistí al Matucana 100 para ver esta prometedora obra y debo reconocer que salí maravillado. La escenografía, algo muy cuidado y trabajado por la compañía, es de cartón. Si, todo es de cartón (alguna metáfora?) y está llena de novedosas formas escénicas. Los actores son actores y personajes, los técnicos y tramoyistas son también actores y personajes. Todo es parte de la impostura y de la dialéctica realidad - actuación.
Cristo, el personaje por antonomasia, la representación más representada del mundo, si bien en la obra se habla de haber buscado cristo en google y produjo casi 6 millones de resultados, la verdad es que obtienen más de 28 millones. Lo que importa es que permanentemente el público asistente es bombardeado con la interrogante, realidad o representación, actuamos o somos, hacemos solo lo que ya está definido que hagamos o podemos ser auténticos?.
Cada tanto, la obra se detiene y genera complicidad con el público para mostrar que todo lo que ha visto hasta ese momento era una obra y que ahora comienza una realidad nueva, pero eso también es parte de la obra de teatro y así sucesivamente. Por momentos se vuelve esquizofrénico el ambiente, pero la obra continúa con precisión, con una técnica increíble, usando recursos audiovisuales, te trastornan con una precisión de miedo, superponiendo a la realidad, la proyección de ésta en una pantalla, pero que de pronto es otra proyección, trampeando los sentidos, ¿qué es realidad? ¿están todos actuando mientras pretenden no hacerlo o quizás eso es lo real?
Formidable trabajo, fascinante e imperdible.
Amorío : excelencia a todo dar
Lugares bonitos, bien ubicados, con gran onda y que además superen las expectativas, no son fáciles de encontrar. Pero si además, pueden mantener la calidad en el tiempo, son imperdibles.
El restorán Amorío es una joya en el universo gastronómico de Santiasco. Reserva mediante aseguré que me esperaran para este disfrute de wiken. Había pensado en la terraza, pero claramente el ambiente con aire acondicionado era inmejorable y ocupamos una buena ubicación para ser atendidos como reyes. Una mesa sencilla pero bien presentada, dio paso a una atención estupenda (realmente saben de servicio al cliente). La carta, mínima, como corresponde a un buen sitio de comida de autor, pocos platos pero todos increíbles.
Pedimos un Mero, acompañado con un estofado de hongos, una pastelera de choclo formidable y albahaca confitada. Un plato divino, tal vez lo mejor del lugar. Una Trucha Arco Iris, dos filetes de trucha a la plancha, acompañados con unos delgados spaghettis al pesto, ostiones salteados y tomates cherry, además de unos adornos con salsa de betarragas. Nuestros exquisitos platos no habrían sido perfectos sin la compañía de un pinot noir Tabalí reserva especial que llegó a tiempo y a la temperatura perfecta. Un deleite maravilloso.
Fue tan rico, que seguimos con postres, un souflé de ricota y kiwi (deliciosa la salsa de arándanos) y el exquisito Petit Gateau (helado de yogurth y guinda con un brownie caliente de chocolate).
Notable, todo bien. La cuenta es solo un detalle.
El restorán Amorío es una joya en el universo gastronómico de Santiasco. Reserva mediante aseguré que me esperaran para este disfrute de wiken. Había pensado en la terraza, pero claramente el ambiente con aire acondicionado era inmejorable y ocupamos una buena ubicación para ser atendidos como reyes. Una mesa sencilla pero bien presentada, dio paso a una atención estupenda (realmente saben de servicio al cliente). La carta, mínima, como corresponde a un buen sitio de comida de autor, pocos platos pero todos increíbles.
Pedimos un Mero, acompañado con un estofado de hongos, una pastelera de choclo formidable y albahaca confitada. Un plato divino, tal vez lo mejor del lugar. Una Trucha Arco Iris, dos filetes de trucha a la plancha, acompañados con unos delgados spaghettis al pesto, ostiones salteados y tomates cherry, además de unos adornos con salsa de betarragas. Nuestros exquisitos platos no habrían sido perfectos sin la compañía de un pinot noir Tabalí reserva especial que llegó a tiempo y a la temperatura perfecta. Un deleite maravilloso.
Fue tan rico, que seguimos con postres, un souflé de ricota y kiwi (deliciosa la salsa de arándanos) y el exquisito Petit Gateau (helado de yogurth y guinda con un brownie caliente de chocolate).
Notable, todo bien. La cuenta es solo un detalle.
viernes, 1 de febrero de 2008
Los Ogros del Swing : deliciosa originalidad
Un grupo que incluya a los hermanos Manuschevich es sinónimo de talento y locura y si se incluyen algunos otros músicos de campeonato, se está asegurando un resultado genial.
Pues bien, cerrando el mes de enero, me dejé caer en el Thelonious para un recital de esta increíble agrupación. En esta ocasión, se presentaron con varios aderezos que se sumaron, como siempre, a la originalidad y calidad del trabajo que hacen.
La banda ya instalada, en silencio, en el escenario, mientras empieza a escucharse la voz de Hugo Manuschevich (batería, teatro y voz) en irreproducibles sonidos guturales y textos extraños (es muy loco), antecedidos por una digresión poética de una chica invitada (Tina?).
Rolando Alvarado en Contrabajo (excelente), Raimundo Santander en guitarra y ruidos (impecable), Emilio Melo en trompeta (notable), acompañan a Cristián Gallardo en saxos y flauta (excelente como siempre) y al callado y genial Diego Manuscevich en saxos tenor y sopranino, clarinete, además de gran parte de la composición musical.
Un despliegue de talento ejecutando jazz moderno y blues, con estilo único, en formatos extensos y exigiendo a los músicos hasta el agotamiento. Una verdadera fiesta para los oídos.
Esta banda dará mucho que hablar, son extraordinarios.
Pues bien, cerrando el mes de enero, me dejé caer en el Thelonious para un recital de esta increíble agrupación. En esta ocasión, se presentaron con varios aderezos que se sumaron, como siempre, a la originalidad y calidad del trabajo que hacen.
La banda ya instalada, en silencio, en el escenario, mientras empieza a escucharse la voz de Hugo Manuschevich (batería, teatro y voz) en irreproducibles sonidos guturales y textos extraños (es muy loco), antecedidos por una digresión poética de una chica invitada (Tina?).
Rolando Alvarado en Contrabajo (excelente), Raimundo Santander en guitarra y ruidos (impecable), Emilio Melo en trompeta (notable), acompañan a Cristián Gallardo en saxos y flauta (excelente como siempre) y al callado y genial Diego Manuscevich en saxos tenor y sopranino, clarinete, además de gran parte de la composición musical.
Un despliegue de talento ejecutando jazz moderno y blues, con estilo único, en formatos extensos y exigiendo a los músicos hasta el agotamiento. Una verdadera fiesta para los oídos.
Esta banda dará mucho que hablar, son extraordinarios.
Confitería Torres : buena tradición, aunque...
Almorzar en este viejo aunque remodelado lugar siempre es grato. Una temperatura agradable, sencilla presentación mas bien ausencia de ostentación y un delicioso solo de piano, dan la bienvenida cuando llegamos desde el infierno caluroso de Santiasco.
Una rápida ubicación en una mesa lateral y ya estamos disfrutando nuestras aguas minerales sin gas. La carta está plagada de tentaciones, pero la idea es almorzar algo liviano, pero rico.
Un plato de Congrio con salsa de picorocos (un plato de sabores geniales) y la deliciosa corvina María Victoria, ambos platos acompañados con unas papas al vapor, son una maravilla del lugar. Sumamos un pinot noir Morandé Pionero (que llegó a temperatura ambiente!!!! ¿qué pasa con los restoranes?). Bueno, a fuerza de mucho hielo y agua, pudimos sincronizar los fantásticos platos con las copas de vino y hacer muy disfrutable el almuerzo.
Me estoy preguntando cada vez más seguido, porque buenos restoranes son tan descuidados con el servicio y me apena incluir a este conocido lugar en mi lista. Mozos descuidados, que olvidan los requerimientos, que no sirven el vino, que dan explicaciones absurdas para justificar que un vino no esté en su punto de servicio, etc.
En todo caso, volveré a esta Confitería Torres, porque un lugar así debe existir.
Una rápida ubicación en una mesa lateral y ya estamos disfrutando nuestras aguas minerales sin gas. La carta está plagada de tentaciones, pero la idea es almorzar algo liviano, pero rico.
Un plato de Congrio con salsa de picorocos (un plato de sabores geniales) y la deliciosa corvina María Victoria, ambos platos acompañados con unas papas al vapor, son una maravilla del lugar. Sumamos un pinot noir Morandé Pionero (que llegó a temperatura ambiente!!!! ¿qué pasa con los restoranes?). Bueno, a fuerza de mucho hielo y agua, pudimos sincronizar los fantásticos platos con las copas de vino y hacer muy disfrutable el almuerzo.
Me estoy preguntando cada vez más seguido, porque buenos restoranes son tan descuidados con el servicio y me apena incluir a este conocido lugar en mi lista. Mozos descuidados, que olvidan los requerimientos, que no sirven el vino, que dan explicaciones absurdas para justificar que un vino no esté en su punto de servicio, etc.
En todo caso, volveré a esta Confitería Torres, porque un lugar así debe existir.