A pesar que no me gusta comentar acerca de actividades laborales, hoy disfrute un almuerzo de cumpleaños en un lugar adorable, al cual asisto hace varios años.
Se trata del Majestic, restorán del hotel homónimo, que es una muestra de buen gusto, de excelencia gastronómica, hindú o más propiamente india, del mejor nivel de servicio y exquisita atención. En todos los años que visito este lugar, jamás he salido con la sensación de haber pagado más de lo recibido. Es exquisito¡¡¡
Un grupo bastante grande, pero tan bien atendido que bien podría haber pensado que era un almuerzo gozoso con mi pareja. Oferta rápida de aperitivos, señas para la frente de las damas (recuerden la seña roja es para las casadas, el resto no), un menú basado en carnes de cordero y pollo, tandor mediante, especias, salsas variopintas, espinacas y camarones, todo en un espectáculo de sabores y aromas. Acompañamientos de arroz con las combinaciones más sabrosas, frutas, verduras y especias, servidas a buena temperatura en fantásticas presentaciones y porciones.
Un festín al que no podía faltar un buen vino, aunque no todos aprecian el aporte del bendito líquido de uvas, un Syrah de miedo. Definitivamente, un banquete de sabores fuertes pero concretos y disfrutables.
Para el postre, una variada muestra en la que sobresale el helado de pistacho, magnífico!!
Absolutamente recomendable, Majestic es notable en almuerzos y mejor aún en las cenas. Disfrútenlo, apenas puedan
miércoles, 30 de enero de 2008
domingo, 27 de enero de 2008
Ascenso a La Campana : paseo dominguero
A pesar que no supera los 2.000 metros, este cerro de la quinta región es un buen desafío para quienes gustan de un trekking exigente y en pleno contacto con una preciosa naturaleza autóctona.
A las 7:15 me subí al auto con otros 4 compañeros malayos, para dirigirnos hacia la carretera, al punto de reunión habitual (La Copec después del primer peaje). Tras una prudente espera, compras de desayunos y arribos diversos, ya estábamos listos. Once contertulios para degustar este paseo.
Llegamos al Parque a tiempo, ya estaba abierto, aplicamos betún protector solar e iniciamos la travesía. Gran cantidad de vegetación nos acompañó casi todo el camino, senderos entre los árboles y la prodigiosa sombra de éstos, nos permitió un ascenso bastante agradable a pesar de lo empinado que es. La verdad es que el cerro no es muy alto, pero desde el punto de partida hay que ascender alrededor de 1.600 metros, lo cual se nota, sobretodo en las piernas.
En mi cordada con Marcela tardamos casi tres horas en llegar a la cumbre, muy cansados. Media hora antes ya habían llegado los malayos campeones de la velocidad (Hernán e Ignacio) y un buen rato después llegó, poco a poco, el resto del grupo.
Una vez instalados en la cumbre, hay una vista espectacular de los valles y del cordón montañoso. De hecho, es posible tener una panorámica que incluye al imponente Aconcagüa.
Recorriendo el lugar pude consternarme de los innumerables rayados que la gente ha hecho por años. Encontré uno del año 1961 y el más reciente de inicios de enero del 2008. Qué verguenza!!!. Algo tan hermoso, rayado con estupideces, a quien le interesa saber que tal o cual llegó a dicho lugar?.
Bueno, una vez agrupados continuamos con un banquete malayo de proporciones. Esta vez incluyó, un paté de foi francés y el hummus que preparé para la ocasión, servidos con galletitas. Se añadió un delicioso queso camembert y frutas diversas, incluyendo naranjas, peras y duraznos frescos. Seguimos con chocolates de trufas, café malayo y el habitual turrón. Todo esto amenizando los sanguchones que cada cual llevó para recuperar el gasto energético de la subida. En fin, una fiesta gourmet en la cumbre.
El descenso fue vertiginoso, ya que no teníamos mucha agua (yo ya me había tomado casi 4 litros en la subida) y era menester llegar al sector de la mina en donde hay agua de vertiente (un hilito de agua, pero deliciosa y helada). Solo nos detuvimos para revisar la placa recordatoria de Charles Darwin quien hacia 1886 anduvo por estos parajes.
Ya en la entrada del Parque, esperamos al resto del grupo y nos fuimos a la Plaza de Olmué a degustar un rico Mote con Huesillos, un rito similar al que hacemos en la cumbre del San Cristobal quienes subimos en bicicleta. Los ritos son una parte exquisita de los paseos.
Un fantástico trekking de domingo, repetible muchas veces a pesar del calor y el esfuerzo.
A las 7:15 me subí al auto con otros 4 compañeros malayos, para dirigirnos hacia la carretera, al punto de reunión habitual (La Copec después del primer peaje). Tras una prudente espera, compras de desayunos y arribos diversos, ya estábamos listos. Once contertulios para degustar este paseo.
Llegamos al Parque a tiempo, ya estaba abierto, aplicamos betún protector solar e iniciamos la travesía. Gran cantidad de vegetación nos acompañó casi todo el camino, senderos entre los árboles y la prodigiosa sombra de éstos, nos permitió un ascenso bastante agradable a pesar de lo empinado que es. La verdad es que el cerro no es muy alto, pero desde el punto de partida hay que ascender alrededor de 1.600 metros, lo cual se nota, sobretodo en las piernas.
En mi cordada con Marcela tardamos casi tres horas en llegar a la cumbre, muy cansados. Media hora antes ya habían llegado los malayos campeones de la velocidad (Hernán e Ignacio) y un buen rato después llegó, poco a poco, el resto del grupo.
Una vez instalados en la cumbre, hay una vista espectacular de los valles y del cordón montañoso. De hecho, es posible tener una panorámica que incluye al imponente Aconcagüa.
Recorriendo el lugar pude consternarme de los innumerables rayados que la gente ha hecho por años. Encontré uno del año 1961 y el más reciente de inicios de enero del 2008. Qué verguenza!!!. Algo tan hermoso, rayado con estupideces, a quien le interesa saber que tal o cual llegó a dicho lugar?.
Bueno, una vez agrupados continuamos con un banquete malayo de proporciones. Esta vez incluyó, un paté de foi francés y el hummus que preparé para la ocasión, servidos con galletitas. Se añadió un delicioso queso camembert y frutas diversas, incluyendo naranjas, peras y duraznos frescos. Seguimos con chocolates de trufas, café malayo y el habitual turrón. Todo esto amenizando los sanguchones que cada cual llevó para recuperar el gasto energético de la subida. En fin, una fiesta gourmet en la cumbre.
El descenso fue vertiginoso, ya que no teníamos mucha agua (yo ya me había tomado casi 4 litros en la subida) y era menester llegar al sector de la mina en donde hay agua de vertiente (un hilito de agua, pero deliciosa y helada). Solo nos detuvimos para revisar la placa recordatoria de Charles Darwin quien hacia 1886 anduvo por estos parajes.
Ya en la entrada del Parque, esperamos al resto del grupo y nos fuimos a la Plaza de Olmué a degustar un rico Mote con Huesillos, un rito similar al que hacemos en la cumbre del San Cristobal quienes subimos en bicicleta. Los ritos son una parte exquisita de los paseos.
Un fantástico trekking de domingo, repetible muchas veces a pesar del calor y el esfuerzo.
El Chalán : elegante comida peruana pero ...
Ya es notorio que opciones para la deliciosa comida peruana son muchas. Sin embargo, encontrar un sitio elegante, bien ubicado, bien atendido y con impronta, cuesta.
El asunto es que llegamos a El Chalán en Manuel Montt, una casona formidable, de fulgurante color blanco, con lindas cerámicas y cuadros peruanos, una preciosa terraza y mucho más. Un día para disfrutar un gran almuerzo, como corresponde.
Partimos con nuestras aguas minerales de costumbre, limpiar la boca y gratificar el cuerpo en estos días de canícula implacable es indispensable. Pedimos unos tapaditos de corvina para picotear, delicioso, un plato bien hecho. En otro contexto, sería llamado carpaccio de corvina.
Pedimos platos basados en pescado, casi obvio considerando la fortaleza de la comida peruana. Una corvina con salsa de alcachofas y arroz; y una corvina con mariscos diversos con unas papas al vapor. Lindos y deliciosos platos. Acompañamos con el único Pinot Noir disponible en carta y bodega (gran decepción, llegó además a temperatura ambiente). A pesar del hielo y agua, costó llegar a la temperatura adecuada, pero con nuestra evidente paciencia y la buena calidad del vino disponible, fue deleitable. (La verdad, un restorán de este nivel no puede cometer errores como éste, pero ciertamente se puede perdonar por el buen servicio dispensado).
Para el postre, un mouse de maracuyá, exquisito y fresco, como debe ser. El café de buen nivel, así como la extraordinaria y suave música criolla que se escucha.
En fin, un gran restorán peruano que claramente debe mejorar su oferta de vinos, lo demás excelente.
El asunto es que llegamos a El Chalán en Manuel Montt, una casona formidable, de fulgurante color blanco, con lindas cerámicas y cuadros peruanos, una preciosa terraza y mucho más. Un día para disfrutar un gran almuerzo, como corresponde.
Partimos con nuestras aguas minerales de costumbre, limpiar la boca y gratificar el cuerpo en estos días de canícula implacable es indispensable. Pedimos unos tapaditos de corvina para picotear, delicioso, un plato bien hecho. En otro contexto, sería llamado carpaccio de corvina.
Pedimos platos basados en pescado, casi obvio considerando la fortaleza de la comida peruana. Una corvina con salsa de alcachofas y arroz; y una corvina con mariscos diversos con unas papas al vapor. Lindos y deliciosos platos. Acompañamos con el único Pinot Noir disponible en carta y bodega (gran decepción, llegó además a temperatura ambiente). A pesar del hielo y agua, costó llegar a la temperatura adecuada, pero con nuestra evidente paciencia y la buena calidad del vino disponible, fue deleitable. (La verdad, un restorán de este nivel no puede cometer errores como éste, pero ciertamente se puede perdonar por el buen servicio dispensado).
Para el postre, un mouse de maracuyá, exquisito y fresco, como debe ser. El café de buen nivel, así como la extraordinaria y suave música criolla que se escucha.
En fin, un gran restorán peruano que claramente debe mejorar su oferta de vinos, lo demás excelente.
viernes, 25 de enero de 2008
Arlequín, servidor de dos patrones
Como broche de oro para el Santiago a Mil, reservé una óptima posición en palco para el Teatro Municipal. Fui por una obra italiana de 1745, un clásico en todos sus aspectos y a cargo de una Compañía italiana (Piccolo Teatro di Milano) que usa el formato callejero, festivo y alternativo para sus increíbles presentaciones.
Una obra para cualquier edad, que en casi tres horas divierte, encanta y hace participar al público intensamente. Son tan virtuosos que hacen maña para improvisar y jugar con el público. Sorprendentemente, la lengua italiana no es impedimento para que niños y viejos comprendan la historia y se sientan deliciosamente divertidos, no solo por la destreza actoral o las bellas canciones y muchísimas escenas graciosas. Que gran arte y en un escenario mínimo, la obra se sostiene en el talento.
Magnífico trabajo, Italia se hizo representar demasiado bien.
Una obra para cualquier edad, que en casi tres horas divierte, encanta y hace participar al público intensamente. Son tan virtuosos que hacen maña para improvisar y jugar con el público. Sorprendentemente, la lengua italiana no es impedimento para que niños y viejos comprendan la historia y se sientan deliciosamente divertidos, no solo por la destreza actoral o las bellas canciones y muchísimas escenas graciosas. Que gran arte y en un escenario mínimo, la obra se sostiene en el talento.
Magnífico trabajo, Italia se hizo representar demasiado bien.
jueves, 24 de enero de 2008
Tetris : el espectador vivencial
En Santiago a (bastante más de) mil quedan pocos días y hoy comenzó el turno de Israel. La cita en el MAC del Parque Forestal a las 20 horas. Sin embargo, la hora real era a las 20:30 horas, pues para esta obra no puede haber atrasos del público. Es un verdadero ritual. ¿habrán considerado la rigurosa impuntualidad chilena?.
Alas 20:30 horas se abre el primer obstáculo y los que tienen entradas (están vendidas todas las funciones hasta el día 26), quedan frente de las puertas de madera del MAC esperando ser recibidos por los bailarines. Tuve la fortuna de ser el primero que cruzó el umbral y con instrucciones en inglés, me pidieron que me sacara los zapatos y realizara una sencilla prueba de altura en un probador (muy parecido a la prueba de la maleta de mano de los aeropuertos). Con ello, te entregaban el "suple" (una redonda y pequeña plataforma que ajusta tu altura para poder participar del misterioso juego). Sospecho que algún estudio hicieron para poder estandarizar en 4 niveles de plataformas y atender la variopinta altura de los asistentes.
En una mano la plataforma, en la otra los zapatos y pasas tras la cortina negra. Te reciben otros bailarines atentos y simpáticos, quienes te llevan a una posición en una remarcada superficie de líneas punteadas justo al frente del escenario. Te sientas en tu plataforma o pisito y esperas. Lentamente, van pasando uno a uno los asistentes y cuando ya hay un par de filas, siguiente paso. Pasas a ocupar alguna de las posiciones bajo (si abajo de) el escenario, claramente señalizado mientras por parlantes te dan instrucciones en perfecto español. Aquí te ubican justo abajo de uno de los orificios en el escenario.
Una vez que han ingresado los 65 miembros del público, comienza la función. Asomas tu cabeza a través de un ajustado orificio, protegido por una reja y, de verdad, es demasiado divertido, perder el cuerpo, solo ves caras. La obra transcurrirá mientras estás de pié con la cabeza en el escenario, increíble sensación.
De aquí en adelante, se desarrollan las tres partes de la obra. Los bailarines suben y bajan del escenario usando orificios ubicados en los bordes, se arrastran, saltan sobre ti, caen y se golpean una y otra vez en el piso al lado de tu cara, te hacen espectador obligado de sus forcejeos, bailes sensuales y eróticos, enojos y rabias, perversidad, alegrías y penas. un despliegue de virtuosismo y estado físico.
Finalizada la primera parte, bajas y recuperas momentáneamente el cuerpo para que en 5 minutos, vuelvas pero cambiando de posición, momento importante porque cada cual habrá evaluado cual es la mejor perspectiva cuando sube la cabeza al escenario. Mi recomendación es partir en un borde y luego ocupar el centro o viceversa, es genial!!!.
De pronto, estás viendo en una pantalla todo lo que ocurre abajo de tí, es increíble ves en la pantalla lo que no ves de ti. La disociación total, el arriba y el abajo, y la consciencia que sigues completo aunque no lo veas. Sorpresivamente te cubren con una tienda de algodón y continúan los movimientos rápidos y a veces violentos justo sobre tí, enfrente de tus ojos, al lado de tu cara (vi a varias personas cerrar asustadamente los ojos e incluso bajar su cabeza). Delicioso, un estímulo visual y energético, un espectáculo sensorial.
Para la tercera parte, sacas tu pisito y te ubicas nuevamente en la zona remarcada enfrente del escenario. Movimientos sincronizados, perfectos, los cuerpos de los bailarines en su máxima expresión, hermoso.
No quiero contar más, ya es mucho. Ojalá puedan disfrutar este espectáculo extraordinario.
Alas 20:30 horas se abre el primer obstáculo y los que tienen entradas (están vendidas todas las funciones hasta el día 26), quedan frente de las puertas de madera del MAC esperando ser recibidos por los bailarines. Tuve la fortuna de ser el primero que cruzó el umbral y con instrucciones en inglés, me pidieron que me sacara los zapatos y realizara una sencilla prueba de altura en un probador (muy parecido a la prueba de la maleta de mano de los aeropuertos). Con ello, te entregaban el "suple" (una redonda y pequeña plataforma que ajusta tu altura para poder participar del misterioso juego). Sospecho que algún estudio hicieron para poder estandarizar en 4 niveles de plataformas y atender la variopinta altura de los asistentes.
En una mano la plataforma, en la otra los zapatos y pasas tras la cortina negra. Te reciben otros bailarines atentos y simpáticos, quienes te llevan a una posición en una remarcada superficie de líneas punteadas justo al frente del escenario. Te sientas en tu plataforma o pisito y esperas. Lentamente, van pasando uno a uno los asistentes y cuando ya hay un par de filas, siguiente paso. Pasas a ocupar alguna de las posiciones bajo (si abajo de) el escenario, claramente señalizado mientras por parlantes te dan instrucciones en perfecto español. Aquí te ubican justo abajo de uno de los orificios en el escenario.
Una vez que han ingresado los 65 miembros del público, comienza la función. Asomas tu cabeza a través de un ajustado orificio, protegido por una reja y, de verdad, es demasiado divertido, perder el cuerpo, solo ves caras. La obra transcurrirá mientras estás de pié con la cabeza en el escenario, increíble sensación.
De aquí en adelante, se desarrollan las tres partes de la obra. Los bailarines suben y bajan del escenario usando orificios ubicados en los bordes, se arrastran, saltan sobre ti, caen y se golpean una y otra vez en el piso al lado de tu cara, te hacen espectador obligado de sus forcejeos, bailes sensuales y eróticos, enojos y rabias, perversidad, alegrías y penas. un despliegue de virtuosismo y estado físico.
Finalizada la primera parte, bajas y recuperas momentáneamente el cuerpo para que en 5 minutos, vuelvas pero cambiando de posición, momento importante porque cada cual habrá evaluado cual es la mejor perspectiva cuando sube la cabeza al escenario. Mi recomendación es partir en un borde y luego ocupar el centro o viceversa, es genial!!!.
De pronto, estás viendo en una pantalla todo lo que ocurre abajo de tí, es increíble ves en la pantalla lo que no ves de ti. La disociación total, el arriba y el abajo, y la consciencia que sigues completo aunque no lo veas. Sorpresivamente te cubren con una tienda de algodón y continúan los movimientos rápidos y a veces violentos justo sobre tí, enfrente de tus ojos, al lado de tu cara (vi a varias personas cerrar asustadamente los ojos e incluso bajar su cabeza). Delicioso, un estímulo visual y energético, un espectáculo sensorial.
Para la tercera parte, sacas tu pisito y te ubicas nuevamente en la zona remarcada enfrente del escenario. Movimientos sincronizados, perfectos, los cuerpos de los bailarines en su máxima expresión, hermoso.
No quiero contar más, ya es mucho. Ojalá puedan disfrutar este espectáculo extraordinario.
Sukalde : delicioso placer
Hace varios meses que no volvía a este restorán, uno de mis preferidos. La razón que hace volver una y otra vez, es su excelencia y sobretodo los cambios de temporada en el menú que me siguen encantando.
Llegamos temprano, para partir con unas heladas aguas minerales que limpiaran nuestras bocas y apagaran un poco el maldito calor de Santiasco.
La partida fue con una atención del chef, unos tomates perla, pinchados con un trocito de sandía, aceite de albahaca y una sutil hojita de lo mismo. Fantástico. eso auguraba lo bueno que venía.
Para picotear mientras llegaban los platos principales, pedimos unos ostiones. Llegó un plato blanco en forma de caracol que traía los ostiones en una sopa de choclo con toques de merkén, polvo de cabritas (increíble e inesperado toque) y aceite de chorizo. Un deleite visual y especialmente de sabores exquisitos.
El vino, por cierto, un Pinot Noir (Porta 2006) ideal por su frescura y sutileza para acompañar unos platos notables. Atún de Isla de Pascua a punto, acompañado de couscous a la lavanda, una perfecta mancha en el plato de tinta de calamar (es exquisita), salsa de miel, algo de soya y merkén y el detalle de la espuma de wasabi. El otro plato, comida Thai, Konso (también de Isla de Pascua) finamente dorado, acompañado de puré de manzanas y cilantro, sobre el pescado, fideos de arroz, además salsa de coco, aire de curry y aceite de pimentón. Que más puedo decir, una presentación increíble, verdaderas obras de arte.
El postre, algo imperdible, Vuelta y vuelta, una compota de frutillas sobre una gelatina de albahaca y crema de coco, presentado en un recipiente insólito (deben verlo) y El Perfume, una panacota de Lychee (lichi, un fruto tropical) con salsa de frambuesa, abajo un brownie de chocolate blanco y encima una espuma de agua de rosas. Pueden creerlo!!!!
Maravilloso, es un sitio que pone la cocina al servicio del placer intenso.
Llegamos temprano, para partir con unas heladas aguas minerales que limpiaran nuestras bocas y apagaran un poco el maldito calor de Santiasco.
La partida fue con una atención del chef, unos tomates perla, pinchados con un trocito de sandía, aceite de albahaca y una sutil hojita de lo mismo. Fantástico. eso auguraba lo bueno que venía.
Para picotear mientras llegaban los platos principales, pedimos unos ostiones. Llegó un plato blanco en forma de caracol que traía los ostiones en una sopa de choclo con toques de merkén, polvo de cabritas (increíble e inesperado toque) y aceite de chorizo. Un deleite visual y especialmente de sabores exquisitos.
El vino, por cierto, un Pinot Noir (Porta 2006) ideal por su frescura y sutileza para acompañar unos platos notables. Atún de Isla de Pascua a punto, acompañado de couscous a la lavanda, una perfecta mancha en el plato de tinta de calamar (es exquisita), salsa de miel, algo de soya y merkén y el detalle de la espuma de wasabi. El otro plato, comida Thai, Konso (también de Isla de Pascua) finamente dorado, acompañado de puré de manzanas y cilantro, sobre el pescado, fideos de arroz, además salsa de coco, aire de curry y aceite de pimentón. Que más puedo decir, una presentación increíble, verdaderas obras de arte.
El postre, algo imperdible, Vuelta y vuelta, una compota de frutillas sobre una gelatina de albahaca y crema de coco, presentado en un recipiente insólito (deben verlo) y El Perfume, una panacota de Lychee (lichi, un fruto tropical) con salsa de frambuesa, abajo un brownie de chocolate blanco y encima una espuma de agua de rosas. Pueden creerlo!!!!
Maravilloso, es un sitio que pone la cocina al servicio del placer intenso.
martes, 22 de enero de 2008
Ascenso al Canoita : lindo paseo
Junto a los amigos del Club Malayo, hicimos un ascenso dominguero muy agradable. Como ya me he ido acostumbrando, me levanté a las seis de la mañana para poder armar mochila y salir a tiempo para encontrarme con David, quien gentilmente me transportaría en su auto. Al final, ibamos 4 invitados en dicho vehículo rumbo al sector de Lo Hermita camino a Farellones.
Alrededor de las 8:30 horas ya estábamos embetunados de bloqueador solar y caminando cerro arriba. Entretenidos por la hermosa vegetación, con muchas flores silvestres, el cerro se dejo visitar y disfrutar. Hicimos como dos horas y media hasta la cumbre. Salvo dos personas, todos llegamos a tiempo para disfrutar del banquete malayo. La parte menos light, pero más deliciosa de estos paseos.
Comenzamos con unas machas a la parmesana formato malayo (tarro de machas, jugo de limón y espolvoreado de queso reggianito), notable!!!!. Papas fritas, galletas rellenas con salsa de frambuesa. De postre, salió de una mochila un enorme melón tuna heladito, el cual trozado en medialunas, alcanzó para todos. Verdaderamente un acierto. Finalmente, ricos trozos de turrón, café del bueno acompañado de unos sticks de chocolate con sabor a naranja.
Gran disfrute gastronómico, buen paseo y hasta alcanzamos a volver para almorzar en casa.
Alrededor de las 8:30 horas ya estábamos embetunados de bloqueador solar y caminando cerro arriba. Entretenidos por la hermosa vegetación, con muchas flores silvestres, el cerro se dejo visitar y disfrutar. Hicimos como dos horas y media hasta la cumbre. Salvo dos personas, todos llegamos a tiempo para disfrutar del banquete malayo. La parte menos light, pero más deliciosa de estos paseos.
Comenzamos con unas machas a la parmesana formato malayo (tarro de machas, jugo de limón y espolvoreado de queso reggianito), notable!!!!. Papas fritas, galletas rellenas con salsa de frambuesa. De postre, salió de una mochila un enorme melón tuna heladito, el cual trozado en medialunas, alcanzó para todos. Verdaderamente un acierto. Finalmente, ricos trozos de turrón, café del bueno acompañado de unos sticks de chocolate con sabor a naranja.
Gran disfrute gastronómico, buen paseo y hasta alcanzamos a volver para almorzar en casa.
Encarnado : el sufrimiento de los demás
Una calurosa sala fue el espacio elegido para presentar esta obra brasileña. El teatro de la Universidad Católica bien se merece la instalación de aire acondicionado, dos ventiladores no resuelven el problema. El Teatro Municipal también debiera resolver lo mismo.
El calor finalmente no fue obstáculo para gozar de un gran trabajo de danza, coordinación y tremendas emociones.
Comienza con una compleja danza a la que convergen todos los bailarines en una coordinación casi imposible y al mismo tiempo perfecta. Se tocan las manos, se miran, se rozan una y otra vez, entran y salen y finalmente cada cual pasa a ocupar su espacio en los bordes. Cada escena que sigue hace explotar los sentidos, desde un grito desgarrador, hasta el desangramiento de una garganta, el forcejeo de cuerpos desnudos o el acogimiento maternal entre dos seres sufrientes.
Los actores entran y salen, con ropa y a veces sin ella, a veces escapan del escenario otras veces se arrastran dolientemente, explotan en sangre, se pintan con ella, se desfiguran o simplemente retozan en un festín de dolores sanguíneos.
Compleja obra, pero clara en sus emociones y en la complicidad que provoca.
El calor finalmente no fue obstáculo para gozar de un gran trabajo de danza, coordinación y tremendas emociones.
Comienza con una compleja danza a la que convergen todos los bailarines en una coordinación casi imposible y al mismo tiempo perfecta. Se tocan las manos, se miran, se rozan una y otra vez, entran y salen y finalmente cada cual pasa a ocupar su espacio en los bordes. Cada escena que sigue hace explotar los sentidos, desde un grito desgarrador, hasta el desangramiento de una garganta, el forcejeo de cuerpos desnudos o el acogimiento maternal entre dos seres sufrientes.
Los actores entran y salen, con ropa y a veces sin ella, a veces escapan del escenario otras veces se arrastran dolientemente, explotan en sangre, se pintan con ella, se desfiguran o simplemente retozan en un festín de dolores sanguíneos.
Compleja obra, pero clara en sus emociones y en la complicidad que provoca.
sábado, 19 de enero de 2008
Providencia Jazz : última noche
Aunque yo estaba muy triste por temas personales, igual asistí a esta cita imperdible con el jazz. Muy lleno estaba el lugar, propio de una noche de despedida de este notable espectáculo que cada año sorprende más.
A las 21 horas, se anuncia la puesta en escena de un gran grupo, Mario Feito Trío, a quienes ya conocí cuando lanzaron en la SCD Bellavista ese magnífico disco "El último Patagón". Sólidos, hicieron un paseo por su disco con todo el arte de ese piano que Feito domina como pocos, la batería de Rodriguez y el notable trabajo de Arriagada en Cello y Contrabajo. Música selecta de buena factura.
El segundo turno lo tiene una agradable pianista y vocalista noruega Solveig Slettahjell (vaya nombre!!) acompañada de un trompetista excepcional. Linda voz y mucho encanto, para imponer su delicioso estilo de jazz.
Para cerrar, un plato conocido pero no por eso menos disfrutable. Dave Holland Quintet, a su contrabajo poderoso y virtuoso, para muchos el top del mundo, se añaden un vibráfono increíble, un trombón (lo mejor que he visto y lo he visto más de una vez) y un saxo. Extraordinarios, música de calidad sobrenatural, No en vano Holland tocó con el dios del jazz Miles Davis.
Una noche de cierre de campeonato, disfrutable de principio a fin.
A las 21 horas, se anuncia la puesta en escena de un gran grupo, Mario Feito Trío, a quienes ya conocí cuando lanzaron en la SCD Bellavista ese magnífico disco "El último Patagón". Sólidos, hicieron un paseo por su disco con todo el arte de ese piano que Feito domina como pocos, la batería de Rodriguez y el notable trabajo de Arriagada en Cello y Contrabajo. Música selecta de buena factura.
El segundo turno lo tiene una agradable pianista y vocalista noruega Solveig Slettahjell (vaya nombre!!) acompañada de un trompetista excepcional. Linda voz y mucho encanto, para imponer su delicioso estilo de jazz.
Para cerrar, un plato conocido pero no por eso menos disfrutable. Dave Holland Quintet, a su contrabajo poderoso y virtuoso, para muchos el top del mundo, se añaden un vibráfono increíble, un trombón (lo mejor que he visto y lo he visto más de una vez) y un saxo. Extraordinarios, música de calidad sobrenatural, No en vano Holland tocó con el dios del jazz Miles Davis.
Una noche de cierre de campeonato, disfrutable de principio a fin.
viernes, 18 de enero de 2008
Providencia Jazz segunda noche
Con algunos minutos de atraso, se dió inicio a esta segundo encuentro con la buena música. Una noche clara y con una fuerte brisa, además de una mayor cantidad de personas que en la noche de ayer.
Sobre el escenario la Orquesta Sinfónica de Providencia, a cargo del maestro violinista y director ruso Kolovob (o algo así). Músicos de todas las edades esperando frente a sus instrumentos y de pronto es anunciado el maestrísimo bandoneonista uruguayo Enrique Tellería. Lo que sigue es de antología.
Estaba previsto, según dicen para media hora de presentación, pero ante la insistencia y los bis del público, terminaron actuando por casi hora y media. Un paseo delicioso por los mejores temas de Astor Piazzola y algo más, con arreglos de orquesta exquisitos. Verdaderamente no imaginé que esta música porteña pudiera enganchar tanto a la gente. Tellería es un tipo sencillo y tremendamente humilde, como un gran maestro, encantó al público y fue aplaudido a rabiar. Mención especial merecen los músicos que hicieron de cuarteto con el bandonéon, batería, piano (increíble), contrabajo y una guitarra excepcional. Dejaron la vara muy alta.
Tras un largo intermedio, noten que había que desalojar una multitud del escenario, desmontar todo y luego instalar el equipamiento del plato fuerte de la noche. Me refiero a Ravi Coltrane Quartet.
Se hizo esperar Ravi, según dijo por cábala. Como sea, apenas iniciada la actuación quedó de manifiesto el nivel del cuarteto. Impresionante. El pianista, permanecía quieto mientras sus enormes manos bailaban por el teclado, con una precisión y rapidez asombrosa. El contrabajo, infatigable y asimismo de una rapidez de miedo. También, el increíble batero, digno de una olimpiada, arrancó gritos del público por su destreza y magnífica ejecución. Sobra decir que el hijo del gran John Coltrane es digno de su fama, una ejecución impecable y de expresión imperturbable. La verdad es que nadie quería irse, a pesar de la hora y que la noche refrescó bastante. Tras mucha batahola se logró un bis de la banda.
Una noche de gran calidad musical y una mezcla virtuosa de estilos. No se pierdan la última sesión.
Sobre el escenario la Orquesta Sinfónica de Providencia, a cargo del maestro violinista y director ruso Kolovob (o algo así). Músicos de todas las edades esperando frente a sus instrumentos y de pronto es anunciado el maestrísimo bandoneonista uruguayo Enrique Tellería. Lo que sigue es de antología.
Estaba previsto, según dicen para media hora de presentación, pero ante la insistencia y los bis del público, terminaron actuando por casi hora y media. Un paseo delicioso por los mejores temas de Astor Piazzola y algo más, con arreglos de orquesta exquisitos. Verdaderamente no imaginé que esta música porteña pudiera enganchar tanto a la gente. Tellería es un tipo sencillo y tremendamente humilde, como un gran maestro, encantó al público y fue aplaudido a rabiar. Mención especial merecen los músicos que hicieron de cuarteto con el bandonéon, batería, piano (increíble), contrabajo y una guitarra excepcional. Dejaron la vara muy alta.
Tras un largo intermedio, noten que había que desalojar una multitud del escenario, desmontar todo y luego instalar el equipamiento del plato fuerte de la noche. Me refiero a Ravi Coltrane Quartet.
Se hizo esperar Ravi, según dijo por cábala. Como sea, apenas iniciada la actuación quedó de manifiesto el nivel del cuarteto. Impresionante. El pianista, permanecía quieto mientras sus enormes manos bailaban por el teclado, con una precisión y rapidez asombrosa. El contrabajo, infatigable y asimismo de una rapidez de miedo. También, el increíble batero, digno de una olimpiada, arrancó gritos del público por su destreza y magnífica ejecución. Sobra decir que el hijo del gran John Coltrane es digno de su fama, una ejecución impecable y de expresión imperturbable. La verdad es que nadie quería irse, a pesar de la hora y que la noche refrescó bastante. Tras mucha batahola se logró un bis de la banda.
Una noche de gran calidad musical y una mezcla virtuosa de estilos. No se pierdan la última sesión.
jueves, 17 de enero de 2008
Providencia Jazz primera noche
Una noche un poco más fresca, algo de viento, en Santiasco. Buen ambiente para la primera sesión de este Festival de Jazz.
A las 21 horas se da inicio al espectáculo con un cuarteto norteamericano de excepción. Se trata del Western Jazz Quartet, formado por eximios instrumentistas en piano, contrabajo, batería y saxo. Un despliegue formidable de calidad y simpatía, los gringos originarios de la Universidad de Michigan, deslumbraron con su arte. Con temas propios y una maravillosa adaptación del Felicidade de Jobin, arrancaron aplausos a rabiar. Fascinante el contrabajo, de lo mejor que ha pasado por Chile así como la batería, cuyo músico brilló por su naturalidad y buen humor.
Tras 15 minutos de intermedio, le tocó el turno a una megabanda, Tito Puente Jr & Band, también venidos de USA, pero todos centroamericanos, un arcoiris de nacionalidades para dar vida a una fiesta de mambos, chachachá y ritmos sabrosos. No les costó mucho para encender a la gente y hacerlos tararear, cantar, hacer palmas y hasta bailar. Fue una suerte de homenaje de Tito Puente Jr. a su padre homónimo, conocido como el rey del timbal y que habría pasado por Chile con Celia Cruz muchos años atrás.
Salvo por algunos incidentes técnicos, fue una primera noche estupenda y buen augurio de las dos siguientes. No se lo pierdan.
A las 21 horas se da inicio al espectáculo con un cuarteto norteamericano de excepción. Se trata del Western Jazz Quartet, formado por eximios instrumentistas en piano, contrabajo, batería y saxo. Un despliegue formidable de calidad y simpatía, los gringos originarios de la Universidad de Michigan, deslumbraron con su arte. Con temas propios y una maravillosa adaptación del Felicidade de Jobin, arrancaron aplausos a rabiar. Fascinante el contrabajo, de lo mejor que ha pasado por Chile así como la batería, cuyo músico brilló por su naturalidad y buen humor.
Tras 15 minutos de intermedio, le tocó el turno a una megabanda, Tito Puente Jr & Band, también venidos de USA, pero todos centroamericanos, un arcoiris de nacionalidades para dar vida a una fiesta de mambos, chachachá y ritmos sabrosos. No les costó mucho para encender a la gente y hacerlos tararear, cantar, hacer palmas y hasta bailar. Fue una suerte de homenaje de Tito Puente Jr. a su padre homónimo, conocido como el rey del timbal y que habría pasado por Chile con Celia Cruz muchos años atrás.
Salvo por algunos incidentes técnicos, fue una primera noche estupenda y buen augurio de las dos siguientes. No se lo pierdan.
miércoles, 16 de enero de 2008
Alaska : los pensamientos del cuerpo
El turno de Argentina en Santiago a (más) de Mil. Ya al ingresar a la sala, los bailarines se encuentran en el escenario. El único texto, cuelga del cuello de uno de ellos y versa "estoy desesperado". Un sonido vibrante, semejante a un poderoso motor, comienza a tensar el ambiente, mientras se acomodan los espectadores. De tanto en tanto, los bailarines cambian de posición en el escenario y observan quietos. Dos músicos en escena, un piano y un violín, anuncian que además de las bases electrónicas, habrá música en vivo.
De pronto comienza, una bailarina aletea y salta, mientras otro comienza a arrastrarse y contornearse. Es el frenesí, cada gesto es como si quisiera decir algo tortuoso, la angustia la ponen los brazos que no responden o que se convierten en sogas que apresan el cuerpo, cuerpos que no responden a las angustiosas órdenes y que al mismo tiempo combinan con los movimientos de los demás. El baile, el deseo, el candor de un beso, la complicidad van desfilando entre cuerpos en movimiento casi permanente. Saltos que son detenidos en el aire, como suspiros, como pensamientos que no deben expresarse. Juegos, solidaridad y ternura, más baile y tamborileos, simplemente extasiante. El acompañamiento musical es vital para reforzar las sensaciones que se comunican. Gran trabajo.
Una obra genial, desbordante de corporalidad, poesía y estética.
De pronto comienza, una bailarina aletea y salta, mientras otro comienza a arrastrarse y contornearse. Es el frenesí, cada gesto es como si quisiera decir algo tortuoso, la angustia la ponen los brazos que no responden o que se convierten en sogas que apresan el cuerpo, cuerpos que no responden a las angustiosas órdenes y que al mismo tiempo combinan con los movimientos de los demás. El baile, el deseo, el candor de un beso, la complicidad van desfilando entre cuerpos en movimiento casi permanente. Saltos que son detenidos en el aire, como suspiros, como pensamientos que no deben expresarse. Juegos, solidaridad y ternura, más baile y tamborileos, simplemente extasiante. El acompañamiento musical es vital para reforzar las sensaciones que se comunican. Gran trabajo.
Una obra genial, desbordante de corporalidad, poesía y estética.
lunes, 14 de enero de 2008
Philotas : por el honor
Esta es una reposición necesaria para el teatro, una obra de corte clásico, sesuda y moderna después de todo. Infaltable en Santiago a (bastante más) de Mil.
Philotas el príncipe impetuoso y guerrero es capturado por el rey enemigo de su padre. Sin embargo, es tratado como si fuese una importante visita, todo lo cual le enfurece porque no puede aceptar ser tratado así, pues lo deshonra como guerrero y le lleva al desmericimiento. Pronto descubrirá que hay una buena razón, el hijo del rey que lo tiene cautivo, fue atrapado a su vez por su padre, lo que lleva a un empate táctico y ambos principes son solo piezas de intercambio.
Philotas, apelando a los dioses y a un implacable razonamiento acerca de lo verdaderamente correcto y perfecto, urde una artimaña que puede poner a su padre en ventaja y a él permitirle una salida honrosa. Ante una vida en vergüenza, mejor es morir con honor.
La tensión de la obra es manejada inteligentemente por el incesante movimiento y despliegue físico del actor sobre el escenario, lo que hace un fuerte contrapunto con la quietud y parsimonia de sus captores. Buen recurso técnico.
La épica de Philotas es la de los valores universales, por los que vale el sacrificio. Gran obra y la pueden ver hasta el 19/01 en el Teatro Antonio Varas.
Philotas el príncipe impetuoso y guerrero es capturado por el rey enemigo de su padre. Sin embargo, es tratado como si fuese una importante visita, todo lo cual le enfurece porque no puede aceptar ser tratado así, pues lo deshonra como guerrero y le lleva al desmericimiento. Pronto descubrirá que hay una buena razón, el hijo del rey que lo tiene cautivo, fue atrapado a su vez por su padre, lo que lleva a un empate táctico y ambos principes son solo piezas de intercambio.
Philotas, apelando a los dioses y a un implacable razonamiento acerca de lo verdaderamente correcto y perfecto, urde una artimaña que puede poner a su padre en ventaja y a él permitirle una salida honrosa. Ante una vida en vergüenza, mejor es morir con honor.
La tensión de la obra es manejada inteligentemente por el incesante movimiento y despliegue físico del actor sobre el escenario, lo que hace un fuerte contrapunto con la quietud y parsimonia de sus captores. Buen recurso técnico.
La épica de Philotas es la de los valores universales, por los que vale el sacrificio. Gran obra y la pueden ver hasta el 19/01 en el Teatro Antonio Varas.
Krrtrekking en la 5° región
Hace meses que no había podido destinar un fin de semana para probar lo nuevo o lo disfrutable de la costa en cuanto a oferta artístico cultural.
La incursión parte el viernes muy tarde en Santiasco, con una nutrida sesión de Blues en El Perseguidor en donde se presenta una nueva agrupación con algunos ex-Swingatos, especialmente los talentosos Gonzalo Araya en armónica y Tomás Gumucio en guitarra y voz. Se trata de Los Formidables, pretencioso título, pero no les queda grande, ya que hacen una estupenda sesión de buena música.
Ya que el hambre arrecia pasada cierta hora, fue un buen momento para aplicar una visita, al límite del cierre, al Candil. De hecho, estaban cerrando (parece que era muy tarde) y gentiles con sus asiduos y fieles clientes, nos abrieron la cocina para que pudieramos disfrutar una merecida degustación.
Relativamente temprano, el sábado nos enrutamos hacia Viña del Mar. Una entretenida puesta al día en múltiples temas hicieron el viaje muy rápido. Más tarde nos fuimos a almorzar a uno de los pocos lugares de Viña que hay posibilidad de almorzar a cualquier hora y frente al mar, en una exquisita terraza. Sushi recién preparado que debimos acompañar con cerveza, ya que la carta de vinos del lugar es simplemente minúscula, casi no existe. El maridaje es bastante bueno con una cerveza lager, lo que nos permitió disfrutar sin problemas, un largo y buen almuerzo.
Ya que las conversaciones se alargaron bastante, nos quedó poco rango de tiempo y tuvimos que volar hacia el Jardín Botánico, pues se presentaba en vivo Gepe. Gran espectáculo, un artista sencillo, agradable y con muy buena onda con el numeroso público asistente. El lugar está fantástico para recitales, al punto que uno puede estar recostado en el pasto, ver y escuchar sin problemas. Se anunció que vienen diversos shows para las siguientes semanas, incluida música de cámara y diversos grupos.
Ya en la noche, echamos a andar la brújula para conseguir jazz. Y fuimos afortunados, pues encontramos un lugar muy bueno, el Valparaiso Jazz Club (ver http://www.valpojazzclub.cl/) , ubicado en una zona poco turística del casco antiguo de Valparaíso, quizás un poquito desolado y oscuro. En fin, con ganas se llega y es recomendable ir con cena puesta, ya que lo comestible es una debilidad del lugar (igual al Club de Jazz de Santiago). Hay tragos y vinos, algunas tablas y pizzetas, pero no dan para una cena. En todo caso, la atención es excelente, precios razonables y un lugar bien habilitado y organizado.
Cuando llegamos estaba ensayando el grupo, Rossat Band, buena guitarra, batería estándar, un contrabajo de lujo y lo mejor, la simpatía, belleza y genial voz de Josefina Muñoz. Un deleite musical que se paseó por distintos tipos de jazz, para incluir posteriormente un Saxo tenor y cerrar con una impro de otro saxo extraordinario. Gran espectáculo.
Tras el disfrute jazzístico, era hora de algo más movido, tal vez 80's-90's. Estaba claro, el destino era La Máscara, un sitio con muy buena música para escuchar y bailar. Un sitio ideal para botar el stress acumulado en la semana y eso logramos con creces. Ya bastante tarde, en piloto automático, a casa para dormir como corresponde.
Domingo, nublado pero caluroso, se merecía un buen lugar para almorzar. Salimos a recorrer un sector de Viña que tiene varios nuevos lugares y elegimos un sitio muy interesante, el Bistró Arena. Tres pisos, incluida la terraza, con restorán en el primer nivel, café en el segundo y en el tercero un lounge exquisito. Buena música, una interesante aunque genérica carta de platos y buenas intenciones en el servicio (los chicos requieren entrenamiento y están dispuestos a aprender). Logramos que desempolvaran una deliciosa botella Montes Alpha Cabernet Sauvignon del 2005, para acompañar unos platos estupendos y muy bien presentados. Rollitos de carne que envuelven jamón serrano y gruyere con unos toques de orégano y estragón, acompañado de un puré con albahaca. Salteados de pollo marinado con una salsa de tomates, aceitunas y especias, acompañado de verduras al wok. Muy ricos y contundentes.
En vez de postres, decidimos continuar la sabrosa conversación con unos frescos bajativos, hasta que el sol decidió presentarse, rumbo al atardecer, ayudándonos a decidir un cambio. Nos enrutamos a la 26° Feria del Libro de Viña del Mar, cada vez más nutrida y ambientada. Mientras recorríamos los distintos stands, había un espectáculo en vivo con guitarra y bandoneón, notable. Hay ofertas increíbles, así que añadí a mi biblioteca tres buenos títulos de la editorial gedisa.
Ya casi de noche, lo inevitable, debí embarcarme hacia Santiasco. Buen fin de semana, Viña y Valpo tiene mucho para disfrutar.
La incursión parte el viernes muy tarde en Santiasco, con una nutrida sesión de Blues en El Perseguidor en donde se presenta una nueva agrupación con algunos ex-Swingatos, especialmente los talentosos Gonzalo Araya en armónica y Tomás Gumucio en guitarra y voz. Se trata de Los Formidables, pretencioso título, pero no les queda grande, ya que hacen una estupenda sesión de buena música.
Ya que el hambre arrecia pasada cierta hora, fue un buen momento para aplicar una visita, al límite del cierre, al Candil. De hecho, estaban cerrando (parece que era muy tarde) y gentiles con sus asiduos y fieles clientes, nos abrieron la cocina para que pudieramos disfrutar una merecida degustación.
Relativamente temprano, el sábado nos enrutamos hacia Viña del Mar. Una entretenida puesta al día en múltiples temas hicieron el viaje muy rápido. Más tarde nos fuimos a almorzar a uno de los pocos lugares de Viña que hay posibilidad de almorzar a cualquier hora y frente al mar, en una exquisita terraza. Sushi recién preparado que debimos acompañar con cerveza, ya que la carta de vinos del lugar es simplemente minúscula, casi no existe. El maridaje es bastante bueno con una cerveza lager, lo que nos permitió disfrutar sin problemas, un largo y buen almuerzo.
Ya que las conversaciones se alargaron bastante, nos quedó poco rango de tiempo y tuvimos que volar hacia el Jardín Botánico, pues se presentaba en vivo Gepe. Gran espectáculo, un artista sencillo, agradable y con muy buena onda con el numeroso público asistente. El lugar está fantástico para recitales, al punto que uno puede estar recostado en el pasto, ver y escuchar sin problemas. Se anunció que vienen diversos shows para las siguientes semanas, incluida música de cámara y diversos grupos.
Ya en la noche, echamos a andar la brújula para conseguir jazz. Y fuimos afortunados, pues encontramos un lugar muy bueno, el Valparaiso Jazz Club (ver http://www.valpojazzclub.cl/) , ubicado en una zona poco turística del casco antiguo de Valparaíso, quizás un poquito desolado y oscuro. En fin, con ganas se llega y es recomendable ir con cena puesta, ya que lo comestible es una debilidad del lugar (igual al Club de Jazz de Santiago). Hay tragos y vinos, algunas tablas y pizzetas, pero no dan para una cena. En todo caso, la atención es excelente, precios razonables y un lugar bien habilitado y organizado.
Cuando llegamos estaba ensayando el grupo, Rossat Band, buena guitarra, batería estándar, un contrabajo de lujo y lo mejor, la simpatía, belleza y genial voz de Josefina Muñoz. Un deleite musical que se paseó por distintos tipos de jazz, para incluir posteriormente un Saxo tenor y cerrar con una impro de otro saxo extraordinario. Gran espectáculo.
Tras el disfrute jazzístico, era hora de algo más movido, tal vez 80's-90's. Estaba claro, el destino era La Máscara, un sitio con muy buena música para escuchar y bailar. Un sitio ideal para botar el stress acumulado en la semana y eso logramos con creces. Ya bastante tarde, en piloto automático, a casa para dormir como corresponde.
Domingo, nublado pero caluroso, se merecía un buen lugar para almorzar. Salimos a recorrer un sector de Viña que tiene varios nuevos lugares y elegimos un sitio muy interesante, el Bistró Arena. Tres pisos, incluida la terraza, con restorán en el primer nivel, café en el segundo y en el tercero un lounge exquisito. Buena música, una interesante aunque genérica carta de platos y buenas intenciones en el servicio (los chicos requieren entrenamiento y están dispuestos a aprender). Logramos que desempolvaran una deliciosa botella Montes Alpha Cabernet Sauvignon del 2005, para acompañar unos platos estupendos y muy bien presentados. Rollitos de carne que envuelven jamón serrano y gruyere con unos toques de orégano y estragón, acompañado de un puré con albahaca. Salteados de pollo marinado con una salsa de tomates, aceitunas y especias, acompañado de verduras al wok. Muy ricos y contundentes.
En vez de postres, decidimos continuar la sabrosa conversación con unos frescos bajativos, hasta que el sol decidió presentarse, rumbo al atardecer, ayudándonos a decidir un cambio. Nos enrutamos a la 26° Feria del Libro de Viña del Mar, cada vez más nutrida y ambientada. Mientras recorríamos los distintos stands, había un espectáculo en vivo con guitarra y bandoneón, notable. Hay ofertas increíbles, así que añadí a mi biblioteca tres buenos títulos de la editorial gedisa.
Ya casi de noche, lo inevitable, debí embarcarme hacia Santiasco. Buen fin de semana, Viña y Valpo tiene mucho para disfrutar.
jueves, 10 de enero de 2008
Arka : encantamiento público
Este día jueves era el esperado turno de Polonia en el Santiago a Mil. Un espectáculo callejero y gratuito, que como en otros años, atrae y encanta a multitudes. (será por el hecho que es gratis?).
Alrededor de las 20 horas ya había gente instalada en los alrededores del escenario, algunos incluso se sentaron en privilegiadas posiciones frente al escenario. Solo a las 21:15 anuncian, por los parlantes, a un ansioso y algo impaciente público que la obra comenzará exactamente a la hora planificada, a las 21:30 horas. Pues, dicho y hecho, a la hora señalada, los focos apuntaron a un jolgorio que por atrás del cansado público (deben estarlo ya que casi todos estaban sentados en el suelo de la Plaza Constitución), venía un cortejo con la novia. Mágicamente la gente enganchó con la fiesta y acompañó la alegría del festejo, mientras avanzaban entre el público los bailarines lanzando chorros de sus botellas de alcohol (lo apropiado para la ocasión). Cuando llegan al escenario, se inicia un rito de matrimonio, entre los hombres que acompañaban a la novia y las "mujeres" que acompañaban al novio, una contagiosa danza matrimonial con divertidos e insinuantes movimientos. El público baila y celebra el dichoso espectáculo. Cuando ya acaba el baile, el cansado público chileno ya casi todo está sentado. De paso presionan al resto para que lo haga. En fin, me senté.
Unos instantes después, comienza a desarrollarse la tragedia, desde un costado atrás, aparece un carro con guerreros lanzando fuego y aterrorizando a todos, se lanzan contra la gente que presurosa debe pararse y hacerse a un lado (algunos comienzan a entender que deben estar de pié). Dan una gran vuelta y vuelven, los giles que se habían vuelto a sentar, por fin entendieron que no era posible, el escenario era toda la Plaza. Se incendia el pueblo y las ventanas ardientes avanzan, entre medio de todos, hacia el fondo, un Palacio de La Moneda al calor del fuego (metafórico no?). De ahí, el pueblo debe viajar al exilio, maletas en ristre, caras desencajadas, miradas perdidas. Abordarían un barco, si un barco de velas de metal, de cuerpo de metal, un "arka" que los conduciría a un nuevo destino. Todo es tragedia.
El barco comienza su viaje, pasando entre el público con una música triste de fondo y los lamentos de quienes van hacia lo desconocido. Más tarde unos pájaros alados encendidos de rojo, vuelan entre el público (el mar) y las alas terminan incrustadas en el barco que ahora vuela en el mar para ir a un mejor lugar. La música deliciosa recrea la esperanza y el festivo mundo que comienzan a descubrir.
Una obra simple y encantadora, llena de magia, ritmo y complicidad.
La pueden ver hasta el lunes 14 de enero a la misma hora y recuerden estar de pié, ojalá al centro o bien ubicarse en los costados de las torres de sonido e iluminación. Cuidado con los niños pequeños. Que lo disfruten!!!
Alrededor de las 20 horas ya había gente instalada en los alrededores del escenario, algunos incluso se sentaron en privilegiadas posiciones frente al escenario. Solo a las 21:15 anuncian, por los parlantes, a un ansioso y algo impaciente público que la obra comenzará exactamente a la hora planificada, a las 21:30 horas. Pues, dicho y hecho, a la hora señalada, los focos apuntaron a un jolgorio que por atrás del cansado público (deben estarlo ya que casi todos estaban sentados en el suelo de la Plaza Constitución), venía un cortejo con la novia. Mágicamente la gente enganchó con la fiesta y acompañó la alegría del festejo, mientras avanzaban entre el público los bailarines lanzando chorros de sus botellas de alcohol (lo apropiado para la ocasión). Cuando llegan al escenario, se inicia un rito de matrimonio, entre los hombres que acompañaban a la novia y las "mujeres" que acompañaban al novio, una contagiosa danza matrimonial con divertidos e insinuantes movimientos. El público baila y celebra el dichoso espectáculo. Cuando ya acaba el baile, el cansado público chileno ya casi todo está sentado. De paso presionan al resto para que lo haga. En fin, me senté.
Unos instantes después, comienza a desarrollarse la tragedia, desde un costado atrás, aparece un carro con guerreros lanzando fuego y aterrorizando a todos, se lanzan contra la gente que presurosa debe pararse y hacerse a un lado (algunos comienzan a entender que deben estar de pié). Dan una gran vuelta y vuelven, los giles que se habían vuelto a sentar, por fin entendieron que no era posible, el escenario era toda la Plaza. Se incendia el pueblo y las ventanas ardientes avanzan, entre medio de todos, hacia el fondo, un Palacio de La Moneda al calor del fuego (metafórico no?). De ahí, el pueblo debe viajar al exilio, maletas en ristre, caras desencajadas, miradas perdidas. Abordarían un barco, si un barco de velas de metal, de cuerpo de metal, un "arka" que los conduciría a un nuevo destino. Todo es tragedia.
El barco comienza su viaje, pasando entre el público con una música triste de fondo y los lamentos de quienes van hacia lo desconocido. Más tarde unos pájaros alados encendidos de rojo, vuelan entre el público (el mar) y las alas terminan incrustadas en el barco que ahora vuela en el mar para ir a un mejor lugar. La música deliciosa recrea la esperanza y el festivo mundo que comienzan a descubrir.
Una obra simple y encantadora, llena de magia, ritmo y complicidad.
La pueden ver hasta el lunes 14 de enero a la misma hora y recuerden estar de pié, ojalá al centro o bien ubicarse en los costados de las torres de sonido e iluminación. Cuidado con los niños pequeños. Que lo disfruten!!!
BR#04 Bruxelles : círculo de provocación
Exactamente cincuenta y cinco minutos de irracionalidad y provocaciones. Una obra extraña en el MAC con lleno absoluto, encajonada en un mausoleo de mármol (eso parece) con una iluminación poderosa y manipulada para crear atmósferas complejas y un manejo del sonido casi aterrador.
Si el objetivo de la obra era inquietar, incomodar, creo que lo logra con creces. Especialmente una escena extremadamente larga, que consiste en un apaleo de un indefenso individuo por parte de policías en una orgía de sangre, en donde cada golpe es exacerbado al máximo por los sonidos estridentes que hacen vibrar la sala.
A medida que se desarrolla la obra se va haciendo más clara su circularidad, se inicia con la limpieza del lugar que será ensangrentado, se inicia también con un bebé que llora en la soledad y que una suerte de robot le enseña a deletrear posteriormente en forma cadenciosa y rítmica. Seguidamente un viejo, demasiado viejo, enlaza con la escena de los policías, para avanzar sangrientamente hacia la muerte balbuceante y religiosa, un rito casi satánico y finalmente, hacer desaparecer al anciano en una cama enfrente de todos.
Loquísima, de tan irracional nos convence de su lógica.
Si el objetivo de la obra era inquietar, incomodar, creo que lo logra con creces. Especialmente una escena extremadamente larga, que consiste en un apaleo de un indefenso individuo por parte de policías en una orgía de sangre, en donde cada golpe es exacerbado al máximo por los sonidos estridentes que hacen vibrar la sala.
A medida que se desarrolla la obra se va haciendo más clara su circularidad, se inicia con la limpieza del lugar que será ensangrentado, se inicia también con un bebé que llora en la soledad y que una suerte de robot le enseña a deletrear posteriormente en forma cadenciosa y rítmica. Seguidamente un viejo, demasiado viejo, enlaza con la escena de los policías, para avanzar sangrientamente hacia la muerte balbuceante y religiosa, un rito casi satánico y finalmente, hacer desaparecer al anciano en una cama enfrente de todos.
Loquísima, de tan irracional nos convence de su lógica.
miércoles, 9 de enero de 2008
Martes en la capital : probando suerte con krrtrekking
Había decidido ver la obra BR#4 Bruxelles del MAC, lo mejor del día, pero un sorpresivo lleno total me hizo cambiar de planes. Por razones que no viene el caso explicar, no compré entradas anticipadas, pero afortunadamente el plan B siempre existe.
Del MAC salí caminando y disfrutando el Parque Forestal y me dirigí a la sala SCD en Bellavista para ver el lanzamiento de un libro, "100 canciones" de Eduardo Peralta, el sempiterno cantautor y trovador. Luego visité por un rato la obra callejera que se estaba armando en la Plaza Mori (Constitución con Antonia Lope de Bello). Dato filete, durante enero siempre habrá arte en este lugar como hace ya varios años a la fecha.
Paseé un rato para ver y escuchar los preparativos de las Noches de Sabina en la Casa en el Cielo y conocer por dentro el nuevo restorán de la ciudad adonde espero ir pronto con un alma que me visita en sueños. También pude constatar el nivel de convocatoria del Backstage Blues Festival en el Patio Bellavista. Pinta pa' weno.
Finalmente, me fui al recital de un cantautor virtual, Javier Barrías, autodenominado cantautor wifi (ver http://javierbarria.podomatic.com/) quien junto a otro cantautor talentoso Javier Labbé y la virtuosa Carolina Barría en Cello, armaron carpa en el Thelonious para un íntimo trabajo de buena música, letras y gran desempeño instrumental.
Una trova sutil, a veces subversiva, pero siempre entonada y tierna. Excelentes guitarras, textos y voces nítidas y potentes. Una atmósfera de talentos desatados, aprovechando todos los recursos electrónicos como samples en vivo combinados con guitarra y percusiones en el mismo instrumento. Por momentos se llegaba a escuchar una orquesta completa a pesar que lo único accesorio fue una armónica. Excelente trabajo del músico virtual en el mundo real.
Me encanta enero, adonde vaya hay disfrute.
Del MAC salí caminando y disfrutando el Parque Forestal y me dirigí a la sala SCD en Bellavista para ver el lanzamiento de un libro, "100 canciones" de Eduardo Peralta, el sempiterno cantautor y trovador. Luego visité por un rato la obra callejera que se estaba armando en la Plaza Mori (Constitución con Antonia Lope de Bello). Dato filete, durante enero siempre habrá arte en este lugar como hace ya varios años a la fecha.
Paseé un rato para ver y escuchar los preparativos de las Noches de Sabina en la Casa en el Cielo y conocer por dentro el nuevo restorán de la ciudad adonde espero ir pronto con un alma que me visita en sueños. También pude constatar el nivel de convocatoria del Backstage Blues Festival en el Patio Bellavista. Pinta pa' weno.
Finalmente, me fui al recital de un cantautor virtual, Javier Barrías, autodenominado cantautor wifi (ver http://javierbarria.podomatic.com/) quien junto a otro cantautor talentoso Javier Labbé y la virtuosa Carolina Barría en Cello, armaron carpa en el Thelonious para un íntimo trabajo de buena música, letras y gran desempeño instrumental.
Una trova sutil, a veces subversiva, pero siempre entonada y tierna. Excelentes guitarras, textos y voces nítidas y potentes. Una atmósfera de talentos desatados, aprovechando todos los recursos electrónicos como samples en vivo combinados con guitarra y percusiones en el mismo instrumento. Por momentos se llegaba a escuchar una orquesta completa a pesar que lo único accesorio fue una armónica. Excelente trabajo del músico virtual en el mundo real.
Me encanta enero, adonde vaya hay disfrute.
lunes, 7 de enero de 2008
Sure, shall we talk about it? : ironías, baile y música
En enero y en Santiasco, se concentra la mayor cantidad de actividad artística del año y Santiago a Mil está a todo dar.
Hoy estuve triste, así es que elegí esta obra porque la danza y la música en vivo me llena de alegría y eso es lo que necesitaba.
En el Teatro Antonio Varas, Alemania se hace presente hasta mañana martes 8/01 con esta obra deliciosa. Original en muchos detalles, parte con una declamación musicalizada acerca del valor de las cosas en abierto parafraseo a Carlos Marx, en formato de improvisación con guitarra en el hall de entrada, antes de abrir las puertas al público. Sorpresivo!
Mientras la gente se ubica en sus asientos (ubicación ideal, al centro, filas F y G), una hermosa bailarina hace una perfomance con su gracil cuerpo mientras se proyecta un paisaje urbano "en vivo" en una gigante pantalla al fondo del escenario.
Con buen cálculo, apenas comienzan a silenciarse bocas y celulares, los músicos, una multi-instrumentista (guitarra, batería, vibráfono y diversos instrumentos de percusión), un guitarrista (el único hombre en el escenario) y una chica violinista y de buena voz, comienzan a tocar con un sonido impecable (bien por el sonidista y los músicos) y gran potencia.
De ahí en adelante, un espectáculo vibrante, lleno de gracia y expresión corporal, además de cantos en vivo y textos en diversos idiomas. Se pasean por el universo plástico de los patrones de belleza femeninos y los clichés acerca de sus "preocupaciones". Divertido el uso del micrófono cableado, un verdadero castigo disruptivo, el uso transgresor de la ropa, los tacones altos, las mascotas y los modismos del género femenino. Por cierto, la música es excelente.
Una obra estupenda para ser disfrutada de punta a cabo.
Hoy estuve triste, así es que elegí esta obra porque la danza y la música en vivo me llena de alegría y eso es lo que necesitaba.
En el Teatro Antonio Varas, Alemania se hace presente hasta mañana martes 8/01 con esta obra deliciosa. Original en muchos detalles, parte con una declamación musicalizada acerca del valor de las cosas en abierto parafraseo a Carlos Marx, en formato de improvisación con guitarra en el hall de entrada, antes de abrir las puertas al público. Sorpresivo!
Mientras la gente se ubica en sus asientos (ubicación ideal, al centro, filas F y G), una hermosa bailarina hace una perfomance con su gracil cuerpo mientras se proyecta un paisaje urbano "en vivo" en una gigante pantalla al fondo del escenario.
Con buen cálculo, apenas comienzan a silenciarse bocas y celulares, los músicos, una multi-instrumentista (guitarra, batería, vibráfono y diversos instrumentos de percusión), un guitarrista (el único hombre en el escenario) y una chica violinista y de buena voz, comienzan a tocar con un sonido impecable (bien por el sonidista y los músicos) y gran potencia.
De ahí en adelante, un espectáculo vibrante, lleno de gracia y expresión corporal, además de cantos en vivo y textos en diversos idiomas. Se pasean por el universo plástico de los patrones de belleza femeninos y los clichés acerca de sus "preocupaciones". Divertido el uso del micrófono cableado, un verdadero castigo disruptivo, el uso transgresor de la ropa, los tacones altos, las mascotas y los modismos del género femenino. Por cierto, la música es excelente.
Una obra estupenda para ser disfrutada de punta a cabo.
domingo, 6 de enero de 2008
Ascenso al Cerro El Plomo : experiencia 5 estrellas
A pesar del enorme cansancio físico que tengo en estos momentos, no puedo dejar de comentar la experiencia vivida estos últimos días y que se coronó mágicamente esta mañana cuando llegamos a la cumbre de esta majestuosa montaña del valle central. Basta decir que desde su cumbre es posible dominar visualmente todo el valle y solo se ve grande el Aconcagüa a la distancia. No he visto postales capaces de presentar algo tan hermoso.
Estuve toda la pasada semana preocupado de estar suficientemente preparado para este desafío, no solo adquirí ropa adecuada sino que pedí prestado (tengo un angel de la guarda) y también arrendé parte del equipamiento requerido. Debo reconocer que el montañismo no es un dominio muy top de mis habilidades, pero me declaro un enamorado de la naturaleza y sobretodo de la maravillosa experiencia que entrega a quienes practican este notable deporte.
Consejos más o menos, lo concreto que al atardecer del día viernes me embarqué en esta majestuosa aventura. Hasta conseguí transporte (no había opción, se necesitaba un vehículo) para llegar hasta el sector del primer campamento, allende La Parva.
Un viaje de más de dos horas, en una noche despejada y estrellada, nos dejó en condiciones de armar un primer campamento con quienes acudimos a la cita, todos entusiastas miembros del Club Andino Los Malayos (me incluye). María Paz, Regina, Ignacio, Hernán y Edward, dormimos esa noche en ese primer acto.
Muy temprano, el día sábado, fueron llegando el resto de los comensales de este filete montañero. Dado el esfuerzo físico del desafío a vivir, se consideró la participación de una cuadrilla de mulas para trasladar las pesadísimas mochilas hasta el segundo campamento. Esto implicaba quedarse solo con lo indispensable para la larga marcha hasta el sector de La Hoya, preludio del ascenso a El Plomo. Muchas, demasiadas horas de caminata de sube y baja, cerros y valles, bastante agotador, pero con la meta en la mente, todo valía.
Las mochilas quedaron en el sector Federación (menos punero que La Hoya), lo que dividió al grupo en dos, los que dormirían en Federación y los que subimos a La Hoya a pernoctar (esto ganaba una ventana de tiempo para la madrugada del domingo). La conversación del grupo fue muy divertida, especialmente por los agudos y jocosos comentarios de Giovanni, todo un personaje y un gran malayo. La parte más docta la puso Claudio, líder del grupo (el único que antes había hecho cumbre), incluso nos enseñó a usar los crampones (hasta abrocharlos es difícil, poh)
En La Hoya, cenamos abundantemente y alrededor de las 20 horas todos a dormir (esto es lo más freak de aceptar en mis comportamientos, pero lo acepto por ser una regla del montañismo). Durante la cena, conocí a mi cordada (compañero de ascenso), "Coco" con quien solo había tenido una previa conversación telefónica para repartirnos peso en nuestras mochilas.
Tres y quince de la madrugada del domingo, despertador del celular mediante, salí de mi carpa a la increíble noche estrellada y al apresuramiento del grupo que haría ascenso. Un rápido desayuno y todos ya queríamos partir, Ignacio, Hernán, Claudio, Coco, Nicolás y yo. Cabe destacar que era una noche excepcional y estaba completamente despejado, a diferencia de las últimas semanas, en que el clima había sido terrible (nevazones, hielo, temperaturas imposibles). Un buen auspicio para esta incursión.
Un poco desordenados, comprensible por el entusiasmo, partieron presurosos algunos y otros ni nos dimos cuenta. Minutos después, Coco y yo salimos detrás de las pequeñas luces que todos llevábamos en nuestras frentes. Un largo ascenso, que a veces me hacía preguntarme ¿qué hago aquí?. Hay que entender que el ascenso estaba programado para un máximo de siete horas y había una hora fatal límite, si a mediodía no habías llegado a la cumbre debías devolverte. Eso le ponía mucha tensión al cuento.
Junto con mis preocupaciones por esta aventura a lo desconocido durante la pasada semana, me había mentalizado mucho en cuanto a enfrentar este desafío desde la mayor humildad posible, ante la montaña portentosa, el ser humano es francamente insignificante y debía estar atento a mis evidentes limitaciones.
En la práctica, dada la ventaja que tomaron los mejor preparados, ascendimos Coco y yo solos. Dejé que él fuera adelante y de esa manera, me permitía ser consciente de todas las variables que nos afectaban. El ascenso era extenuante y cada cierto tiempo, debí preguntar a mi cordada si ya era suficiente, ya que si él o yo no podíamos seguir, nos devolveríamos (hacerse el valiente es mal negocio en la montaña y yo había decidido no correr riesgos). Por fortuna, cada vez nos repusimos y pudimos seguir. Incluso nos perdimos (de noche, todos los senderos se ven iguales, a pesar de haber estudiado la ruta) e hicimos un escalamiento asqueroso por un enorme montículo de acarreos terrible (había que seguir ascendiendo porque era imposible bajar). Pero no nos amilanamos y seguimos. Cruzamos el glaciar con el primerizo aprendizaje sobre crampones del día anterior y seguimos adelante. Lo concreto que de repente y ya bastante extenuados, nos encontramos con el trío que se adelantó y que venía devolviéndose de la cumbre debido al frío, con lo que supimos que no solo habíamos hecho un buen trabajo de equipo sino que a menos de 5 minutos estaba la cumbre. Fue un chorro de energía para mi compañero y yo, nunca habíamos ascendido tan rápido y en menos del tiempo presupuestado, estábamos abrazándonos y celebrando nuestra cumbre en El Plomo. Este ascenso yo lo había dedicado con anticipación a alquien increible y estoy felíz de haber cumplido mi objetivo. El espectáculo que se ve en la cumbre es demasiado hermoso, no me atrevo a resumirlo, es magnífico.
Lo increíble es que a mediodía ya estabamos en el campamento, es decir en ir y volver de la cumbre tardamos menos de 8 horas. Esto incluye tres caídas mías con diversas heridas que las anoto gustoso y mentalmente como parte de la experiencia. Estábamos felices, fue una experiencia muy emocionante y gané un amigo en el trance.
El regreso a Santiasco fue quizás más extenuante todavía, ya que recién a las 21 horas logré ingresar a mi departamento, tras muchas horas de agotadora caminata y un viaje motorizado de casi hora y media. El cierre de oro, fue la recepción que Los Malayos nos tenían en La Parva, cafe de grano exquisito y agua mineral ligeramente gasificada. Grandes Los Malayos y especialmente el gran David.
Finalmente, aquí estoy cansado pero felíz de contar esta aventura filete (aunque he resumido groseramente ya que sería demasiado extensa la crónica), una de mis experiencias más emocionantes y digna de inaugurar este 2008.
Estuve toda la pasada semana preocupado de estar suficientemente preparado para este desafío, no solo adquirí ropa adecuada sino que pedí prestado (tengo un angel de la guarda) y también arrendé parte del equipamiento requerido. Debo reconocer que el montañismo no es un dominio muy top de mis habilidades, pero me declaro un enamorado de la naturaleza y sobretodo de la maravillosa experiencia que entrega a quienes practican este notable deporte.
Consejos más o menos, lo concreto que al atardecer del día viernes me embarqué en esta majestuosa aventura. Hasta conseguí transporte (no había opción, se necesitaba un vehículo) para llegar hasta el sector del primer campamento, allende La Parva.
Un viaje de más de dos horas, en una noche despejada y estrellada, nos dejó en condiciones de armar un primer campamento con quienes acudimos a la cita, todos entusiastas miembros del Club Andino Los Malayos (me incluye). María Paz, Regina, Ignacio, Hernán y Edward, dormimos esa noche en ese primer acto.
Muy temprano, el día sábado, fueron llegando el resto de los comensales de este filete montañero. Dado el esfuerzo físico del desafío a vivir, se consideró la participación de una cuadrilla de mulas para trasladar las pesadísimas mochilas hasta el segundo campamento. Esto implicaba quedarse solo con lo indispensable para la larga marcha hasta el sector de La Hoya, preludio del ascenso a El Plomo. Muchas, demasiadas horas de caminata de sube y baja, cerros y valles, bastante agotador, pero con la meta en la mente, todo valía.
Las mochilas quedaron en el sector Federación (menos punero que La Hoya), lo que dividió al grupo en dos, los que dormirían en Federación y los que subimos a La Hoya a pernoctar (esto ganaba una ventana de tiempo para la madrugada del domingo). La conversación del grupo fue muy divertida, especialmente por los agudos y jocosos comentarios de Giovanni, todo un personaje y un gran malayo. La parte más docta la puso Claudio, líder del grupo (el único que antes había hecho cumbre), incluso nos enseñó a usar los crampones (hasta abrocharlos es difícil, poh)
En La Hoya, cenamos abundantemente y alrededor de las 20 horas todos a dormir (esto es lo más freak de aceptar en mis comportamientos, pero lo acepto por ser una regla del montañismo). Durante la cena, conocí a mi cordada (compañero de ascenso), "Coco" con quien solo había tenido una previa conversación telefónica para repartirnos peso en nuestras mochilas.
Tres y quince de la madrugada del domingo, despertador del celular mediante, salí de mi carpa a la increíble noche estrellada y al apresuramiento del grupo que haría ascenso. Un rápido desayuno y todos ya queríamos partir, Ignacio, Hernán, Claudio, Coco, Nicolás y yo. Cabe destacar que era una noche excepcional y estaba completamente despejado, a diferencia de las últimas semanas, en que el clima había sido terrible (nevazones, hielo, temperaturas imposibles). Un buen auspicio para esta incursión.
Un poco desordenados, comprensible por el entusiasmo, partieron presurosos algunos y otros ni nos dimos cuenta. Minutos después, Coco y yo salimos detrás de las pequeñas luces que todos llevábamos en nuestras frentes. Un largo ascenso, que a veces me hacía preguntarme ¿qué hago aquí?. Hay que entender que el ascenso estaba programado para un máximo de siete horas y había una hora fatal límite, si a mediodía no habías llegado a la cumbre debías devolverte. Eso le ponía mucha tensión al cuento.
Junto con mis preocupaciones por esta aventura a lo desconocido durante la pasada semana, me había mentalizado mucho en cuanto a enfrentar este desafío desde la mayor humildad posible, ante la montaña portentosa, el ser humano es francamente insignificante y debía estar atento a mis evidentes limitaciones.
En la práctica, dada la ventaja que tomaron los mejor preparados, ascendimos Coco y yo solos. Dejé que él fuera adelante y de esa manera, me permitía ser consciente de todas las variables que nos afectaban. El ascenso era extenuante y cada cierto tiempo, debí preguntar a mi cordada si ya era suficiente, ya que si él o yo no podíamos seguir, nos devolveríamos (hacerse el valiente es mal negocio en la montaña y yo había decidido no correr riesgos). Por fortuna, cada vez nos repusimos y pudimos seguir. Incluso nos perdimos (de noche, todos los senderos se ven iguales, a pesar de haber estudiado la ruta) e hicimos un escalamiento asqueroso por un enorme montículo de acarreos terrible (había que seguir ascendiendo porque era imposible bajar). Pero no nos amilanamos y seguimos. Cruzamos el glaciar con el primerizo aprendizaje sobre crampones del día anterior y seguimos adelante. Lo concreto que de repente y ya bastante extenuados, nos encontramos con el trío que se adelantó y que venía devolviéndose de la cumbre debido al frío, con lo que supimos que no solo habíamos hecho un buen trabajo de equipo sino que a menos de 5 minutos estaba la cumbre. Fue un chorro de energía para mi compañero y yo, nunca habíamos ascendido tan rápido y en menos del tiempo presupuestado, estábamos abrazándonos y celebrando nuestra cumbre en El Plomo. Este ascenso yo lo había dedicado con anticipación a alquien increible y estoy felíz de haber cumplido mi objetivo. El espectáculo que se ve en la cumbre es demasiado hermoso, no me atrevo a resumirlo, es magnífico.
Lo increíble es que a mediodía ya estabamos en el campamento, es decir en ir y volver de la cumbre tardamos menos de 8 horas. Esto incluye tres caídas mías con diversas heridas que las anoto gustoso y mentalmente como parte de la experiencia. Estábamos felices, fue una experiencia muy emocionante y gané un amigo en el trance.
El regreso a Santiasco fue quizás más extenuante todavía, ya que recién a las 21 horas logré ingresar a mi departamento, tras muchas horas de agotadora caminata y un viaje motorizado de casi hora y media. El cierre de oro, fue la recepción que Los Malayos nos tenían en La Parva, cafe de grano exquisito y agua mineral ligeramente gasificada. Grandes Los Malayos y especialmente el gran David.
Finalmente, aquí estoy cansado pero felíz de contar esta aventura filete (aunque he resumido groseramente ya que sería demasiado extensa la crónica), una de mis experiencias más emocionantes y digna de inaugurar este 2008.