Esta es una reposición necesaria para el teatro, una obra de corte clásico, sesuda y moderna después de todo. Infaltable en Santiago a (bastante más) de Mil.
Philotas el príncipe impetuoso y guerrero es capturado por el rey enemigo de su padre. Sin embargo, es tratado como si fuese una importante visita, todo lo cual le enfurece porque no puede aceptar ser tratado así, pues lo deshonra como guerrero y le lleva al desmericimiento. Pronto descubrirá que hay una buena razón, el hijo del rey que lo tiene cautivo, fue atrapado a su vez por su padre, lo que lleva a un empate táctico y ambos principes son solo piezas de intercambio.
Philotas, apelando a los dioses y a un implacable razonamiento acerca de lo verdaderamente correcto y perfecto, urde una artimaña que puede poner a su padre en ventaja y a él permitirle una salida honrosa. Ante una vida en vergüenza, mejor es morir con honor.
La tensión de la obra es manejada inteligentemente por el incesante movimiento y despliegue físico del actor sobre el escenario, lo que hace un fuerte contrapunto con la quietud y parsimonia de sus captores. Buen recurso técnico.
La épica de Philotas es la de los valores universales, por los que vale el sacrificio. Gran obra y la pueden ver hasta el 19/01 en el Teatro Antonio Varas.
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