A las 21 horas del viernes 31/08 fue la cita, aunque abrieron puertas con bastante tardanza. Llegaba y llegaba gente a una fila interminable, todos con la expectativa de ver al gran Patricio Manns, una leyenda viviente, un poeta militante, siempre incorrecto, incorregible y sobretodo natural.
Tanto tiempo sin verle, que me daba nervios saber como luciría en su alcohólico bienestar. Sorpresa!!!!, No solo se ve bien, sino que conjuga con maestría una presencia jovial con sus músicos, todos los cuales podrían ser sus hijos. Maestro.
Un repaso de su música desde los 60 hasta estos días, transmitido en vivo y con la anuencia y complicidad de todos quienes admiramos a este monstruo exiliado de la modernidad. Vivaz, garabatero y auténtico a ultranza.
Gran concierto, a pesar de su desgastada voz y su complejo ego de estrella del izquierdo cielo.
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