Una semana agotadora, de verdad hace merecido un recorrido de disfrutes que nos recupere la energía vital y nos enamore nuevamente de las ganas de hacer poesía del observar, pintar con sueños la calle o simplemente gozar la vida sin razones.
Dejé una tristeza manatiada en el clóset y decidí salir a cenar algo rico y nada puede ser más encantador que un nuevo restorán peruano. Caminando llegué a Lando, una linda casona en el sector de Infante que ya debe tener unos cinco meses de rodaje. Dos pisos y una buena carta de comidas. Ceviches, secos, tiraditos, muchos pescados y mariscos, risottos e incluso pastas, todo con el toque delicioso de la cocina peruana.
Mientras bebía un rico pisco sour peruano, seleccioné un plato que me entusiasmó, el salmón parmesano Lando, un filete de salmón a la plancha acompañado de un risotto a la huancaína, con camarones bañados en salsa huancaína y ondas de queso parmesano. Sin embargo, me di cuenta que por el tamaño de los platos y lo rico del pisco sour, me vendría mejor pedir un ceviche y llegó uno de reineta macerada en limón de pica y maracuyá con trozos de ricoto, cilantro, cebolla morada y puré de camote acaramelado. Presentado en una enorme concha de ostra, se mereció el segundo pisco sour como acompañamiento. Maravilloso!!!!.
Lando tiene un servicio muy atento pero lento y lamenté que la oferta de vinos fuera un poco limitada para el caso del pinot noir que siempre combina tan bién con este tipo de comida. En fin, todo mejorable.
Bastante satisfecho, dirigí mis pasos a un restopub que tenía identificado en el sector. Se trata del Azti Restobar, un sitio de estilo moderno, excelente música rock latina, espacioso y adornadas sus paredes de lindas pinturas de los amigos de la dueña (una chica de 27 años). Me fascinó un cuadro de un tal Gino quien mostraba una pareja besándose usando las claves pictóricas de Guayasamín, fascinante resultado.
La carta abundante, tapas, ceviches, tablas incluso platos, además de tragos, cervezas y vinos. Mientras decidía, llegaron unas tostadas calientitas con unos toques de aceite de olivas y cilantro y una porción exquisita de paté de foi. Bueno, tentado como soy, pedí unos pimientos del piquillo rellenos de queso con unos brotes de rúcula y un vodka absolut pepper con una ginger ale. Gran combinación!!
Como ya era bastante tarde, decidí ir a escuchar jazz en vivo y no hay mejor lugar que el Thelonious y una banda como Contracuarteto para cerrar una noche con la alegría impregnada en la piel.
Buen paseo nocturno y ricos nuevos lugares.
Excelente la imagen de la tristeza maniatada en el closet, buena metáfora. Por otro lado, se me hizo agua la boca y los oidos
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