Más conocido por el rico restorán Amaranto que se encuentra en este hotel céntrico, ahora añade un nuevo placer para los que gustan un poco de paz en el centro de Santiasco. Me refiero a la terraza que posee el hotel en el piso 5.
El lobby bar es un sitio ideal para ir después del trabajo, cuando comienzan a verse las estrellas (si, detrás del smog hay estrellas) y de verdad sorprende. Espacioso, con pocas mesas y muy espaciadas (eso me encanta), plantas, una pequeña piscina, música en vivo y una gratísima y atenta servicialidad.
Lo increible es que se encuentra frente a la Biblioteca Nacional, con vista al Cerro Santa Lucía y no se escucha el ruido terrible de la Alameda. Es un verdadero remanso.
Posee happy hour de cervezas (bastante variedad de éstas) y tablas o bien uno clásico con tragos largos y una generosa tabla. Calamares apanados, fruta, canapés gourmet que mezclan deliciosamente tonos dulces y salados además de texturas, algunas masitas con pasta, bolitas de carne y un inolvidable pote con una salsa tipo César. Una tabla exquisita!!!!
Bienvenida esta opción filete.
jueves, 26 de febrero de 2009
martes, 24 de febrero de 2009
De los Reyes : opción céntrica
En la búsqueda de opciones para un buen disfrute gastronómico en el centro, hoy conocí un interesante, aunque pequeño e incluso modesto lugar, pero que promete.
De los Reyes, un lugar para compartir con tus amigos, como reza el slogan del lugar en calle Compañía cerca de Plaza de Armas, la verdad es que me sorprendió gratamente. Nada pretencioso y de una sencillez propia de un lugar que quiere ganar clientela por los hechos y no por la grandilocuencia publicitaria. Se trata de un restorán de una rara combinación, comida peruano-japonesa; habituado a la mezcla de comida peruana y china, esto me resultó novedoso.
Los platos peruanos abundan y la parte japonesa se refiere en realidad a sushi. La carta delata el origen francamente peruano (los mozos también lo son) y aunque escasean los vinos en la oferta, hay espacio para elegir un almuerzo decente.
Seleccioné una reineta a la plancha con una salsa de pimentón y leche fumé (caldo) de pescado más el toque cítrico de una salsa de naranjas más aderezos y perejil picado. Todo acompañado con una porción de arroz graneado. Un plato simple, pero bastante rico. Ya había probado antes el efecto de una salsa cítrica en los pescados (el salmón específicamente) y realmente es una buena combinación. El resultado es agradable y novedoso, se deja comer suavemente.
Contrario a todos mis pronósticos, el lugar se llenó rapidamente y antes de las 14 horas, lo cual me vino a convencer que ya posee una clientela adepta. Bien por eso.
Aún hay sorpresas en el centro de Santiasco!!!!
De los Reyes, un lugar para compartir con tus amigos, como reza el slogan del lugar en calle Compañía cerca de Plaza de Armas, la verdad es que me sorprendió gratamente. Nada pretencioso y de una sencillez propia de un lugar que quiere ganar clientela por los hechos y no por la grandilocuencia publicitaria. Se trata de un restorán de una rara combinación, comida peruano-japonesa; habituado a la mezcla de comida peruana y china, esto me resultó novedoso.
Los platos peruanos abundan y la parte japonesa se refiere en realidad a sushi. La carta delata el origen francamente peruano (los mozos también lo son) y aunque escasean los vinos en la oferta, hay espacio para elegir un almuerzo decente.
Seleccioné una reineta a la plancha con una salsa de pimentón y leche fumé (caldo) de pescado más el toque cítrico de una salsa de naranjas más aderezos y perejil picado. Todo acompañado con una porción de arroz graneado. Un plato simple, pero bastante rico. Ya había probado antes el efecto de una salsa cítrica en los pescados (el salmón específicamente) y realmente es una buena combinación. El resultado es agradable y novedoso, se deja comer suavemente.
Contrario a todos mis pronósticos, el lugar se llenó rapidamente y antes de las 14 horas, lo cual me vino a convencer que ya posee una clientela adepta. Bien por eso.
Aún hay sorpresas en el centro de Santiasco!!!!
domingo, 22 de febrero de 2009
Disfrutes en otro Fomingo Santiasqueño
Después de un paseo matinal en bicicleta, terminar un interesante pero irremediable libro de Wole Soyinka, Clima de Miedo, la industria estatal del miedo, las dictaduras, las guerras de Bush, las dictaduras rascas y peores. En fin, había que darle un propósito a un nuevo fomingo. Decidí darme un gusto gastronómico y hacer una visita al cine.
Me dirigí en un metro bastante vacío (que maravilla) hacia los cines del Boulevard del Parque Arauco, al menos tengo garantizado que dan la película de mi interés y con buen aire acondicionado.
Para almorzar elegí un restorán a prueba de fallos, el Asian Bistró, el cual a la hora de mi llegada milagrosamente tenía espacio en la terraza. La plástica vista se acompaña bien con una deliciosa brisa que me permite enfrentar un tranquilo almuerzo.
Una botella de agua mineral y mucho hielo, me inician en el proceso de seleccionar algo rico de la abundante oferta del local. Unas Gyosas delicadamente adornadas con ciboulette y bordeadas por una salsa de ciruela, hicieron la delicia de mi aperitivo.
Pedí una botella de merlot (un decente reserva Santa Digna de Miguel Torres) para hacer de consorte de una pasta exquisita, la Bistro Shrimp Pasta, delicados tallarines con champiñones, cortes de tomate fresco, hojas de rúcula, todo bañado en una salsa de albahaca y coronado por enormes camarones ecuatorianos. Mmmhhhh!!!
La exquisita crema suaviza los tonos y las texturas de este rico plato. El trasfondo sabroso de la albahaca hace un contrapunto con los punzantes sabores de la rúcula y el tomate. Cada sorbo de merlot solo hace más disfrutable mi almuerzo y ya no importó más estar en el centro consumista, solo eran sabores y buena lectura (comencé un libro notable, Memorias de Abajo de Leonora Carrington, sorprendente!!)
Ya casi en la hora, me fui al cine a ver Slumdog Millionaire. Una película tremenda, con una banda sonora extraordinaria, una fotografía grandiosa y una hermosa historia de amor. La cinta se deja ver, cada momento fantásticamente elaborado para emocionar, risas, penas y sobretodo compasión, pero no la burda sino la que produce la inocencia y la pobreza, la ganas de abandonar el submundo y las oportunidades truchas que se presentan. Sin embargo, se resume en que un "perro de barrio", de miserable tugurio puede aspirar a ser millonario para que su eterno amor le vea en TV y además resulta en un happy end. Demasiada ficción, pero una buena excusa para ver la parte del mundo que la mayoría no le gusta reconocer. Gran película!!!
Me dirigí en un metro bastante vacío (que maravilla) hacia los cines del Boulevard del Parque Arauco, al menos tengo garantizado que dan la película de mi interés y con buen aire acondicionado.
Para almorzar elegí un restorán a prueba de fallos, el Asian Bistró, el cual a la hora de mi llegada milagrosamente tenía espacio en la terraza. La plástica vista se acompaña bien con una deliciosa brisa que me permite enfrentar un tranquilo almuerzo.
Una botella de agua mineral y mucho hielo, me inician en el proceso de seleccionar algo rico de la abundante oferta del local. Unas Gyosas delicadamente adornadas con ciboulette y bordeadas por una salsa de ciruela, hicieron la delicia de mi aperitivo.
Pedí una botella de merlot (un decente reserva Santa Digna de Miguel Torres) para hacer de consorte de una pasta exquisita, la Bistro Shrimp Pasta, delicados tallarines con champiñones, cortes de tomate fresco, hojas de rúcula, todo bañado en una salsa de albahaca y coronado por enormes camarones ecuatorianos. Mmmhhhh!!!
La exquisita crema suaviza los tonos y las texturas de este rico plato. El trasfondo sabroso de la albahaca hace un contrapunto con los punzantes sabores de la rúcula y el tomate. Cada sorbo de merlot solo hace más disfrutable mi almuerzo y ya no importó más estar en el centro consumista, solo eran sabores y buena lectura (comencé un libro notable, Memorias de Abajo de Leonora Carrington, sorprendente!!)
Ya casi en la hora, me fui al cine a ver Slumdog Millionaire. Una película tremenda, con una banda sonora extraordinaria, una fotografía grandiosa y una hermosa historia de amor. La cinta se deja ver, cada momento fantásticamente elaborado para emocionar, risas, penas y sobretodo compasión, pero no la burda sino la que produce la inocencia y la pobreza, la ganas de abandonar el submundo y las oportunidades truchas que se presentan. Sin embargo, se resume en que un "perro de barrio", de miserable tugurio puede aspirar a ser millonario para que su eterno amor le vea en TV y además resulta en un happy end. Demasiada ficción, pero una buena excusa para ver la parte del mundo que la mayoría no le gusta reconocer. Gran película!!!
martes, 17 de febrero de 2009
Una terraza exquisita : Manolo's
Arrancar del centro de Santiasco a almorzar rico, vale el esfuerzo y sobretodo cuando se puede acudir a un lugar bien armado y con filetes disfrutables.
Ya he mencionado en otras ocasiones este rico restoran de Providencia y la verdad es que un lugar así merece ser revisitado. Una vez instalados en una buena mesa de la preciosa terraza que posee (sería doblemente mejor si pudieran bloquear con una muralla de verde naturaleza la visión del tráfico vehicular de La Concepción), pedimos nuestra religiosa agua mineral sin gas y hielo para preparar el paladar y sacarnos la canícula santiasqueña.
La entrada se animó con un rico Pincho de anchoas con pimiento rojo y queso. Delicioso. Lo que nos dió tiempo suficiente para pedir nuestros platos de fondo y el adecuado vino de ocasión.
Nuestros platos, magníficos, un Mero a la plancha montado en un salteado de finas verduras que espolvoreé con algo de pimienta fresca para excitar más las papilas gustativas y una increíble Corvina envuelta con jamón serrano, varios trozos triangulares de tortilla española, todo acompañado con una mini ensalada de berros. Estupendos platos, llenos de sabor y color. Tanta delicia claramente merecía el vino que encontramos en la fantástica carta de vinos (preparada evidentemente por Pascual Ibañez, maestro!!), un Amayna, esa maravilla de Garcés Silva del Valle de San Antonio.
Tanto disfrute lo extendimos un poquito más (el tiempo apremia los dias de semana) pidiendo un genial helado de turrón, demasiado rico!!!!
Así vale la pena iniciar una semana.
Ya he mencionado en otras ocasiones este rico restoran de Providencia y la verdad es que un lugar así merece ser revisitado. Una vez instalados en una buena mesa de la preciosa terraza que posee (sería doblemente mejor si pudieran bloquear con una muralla de verde naturaleza la visión del tráfico vehicular de La Concepción), pedimos nuestra religiosa agua mineral sin gas y hielo para preparar el paladar y sacarnos la canícula santiasqueña.
La entrada se animó con un rico Pincho de anchoas con pimiento rojo y queso. Delicioso. Lo que nos dió tiempo suficiente para pedir nuestros platos de fondo y el adecuado vino de ocasión.
Nuestros platos, magníficos, un Mero a la plancha montado en un salteado de finas verduras que espolvoreé con algo de pimienta fresca para excitar más las papilas gustativas y una increíble Corvina envuelta con jamón serrano, varios trozos triangulares de tortilla española, todo acompañado con una mini ensalada de berros. Estupendos platos, llenos de sabor y color. Tanta delicia claramente merecía el vino que encontramos en la fantástica carta de vinos (preparada evidentemente por Pascual Ibañez, maestro!!), un Amayna, esa maravilla de Garcés Silva del Valle de San Antonio.
Tanto disfrute lo extendimos un poquito más (el tiempo apremia los dias de semana) pidiendo un genial helado de turrón, demasiado rico!!!!
Así vale la pena iniciar una semana.
viernes, 13 de febrero de 2009
Cívico : gran experiencia
En las catacumbas de La Moneda, más conocido como el Centro Cultural Palacio La Moneda (CCPLM), desde hace poco tiempo hay dos sitios muy interesante. La sucursal de la estupenda tienda de libros Metales Pesados y el restoran Cívico. La tienda, atendida por un argentino simpático y locuaz, mantiene un excelente stock de buenos libros y se acompaña de la conversación gratis, amena y letrada del trasandino.
Esperé mucho tiempo (más de dos años) para conocer el restorán que se anunció desde la inauguración del CCPLM y nunca aparecía. Pues bien, llegó el momento de probarlo.
Partí como de costumbre con una botella de agua mineral sin gas y mucho hielo. Santiasco está quemándose al sol. Un desfile vertiginoso de mozos que van de una mesa a otra, se nota que conocen el oficio. Se puede pedir a cualquiera de los mozos y te atienden rápida y amablemente.
La carta razonablemente breve, con interesantes y creativas entradas, platos de fondo definitivamente tentadores, con creaciones basadas en cordero, salmón, cerdo, atún con acompañamientos geniales, incluso ocasionalmente exóticos. Una sección de parrilla (el tradicional estilo Cuerovaca), postres y bebestibles. En vinos, no tuve oportunidad de ver la carta, pero si se mira hacia esos más de 7 metros de barra, puede verse atrás una galería vidriada con cientos de botellas de vinos.
En el lugar abunda la madera y el cuero, lo que le da una estampa elegante pero moderna. La temperatura adecuada (aunque yo siempre prefiero más frío) y quizás el único detalle ambiental, la música. Había música pero no se captaba que era (cada vez estoy más sordo).
Me tenté rapidamente con un plato demasiado interesante, un Atún de Isla de Pascua sobre un puré de arvejas, salsa cítrica y pebre de papayas. Lo pedí un poco más que a punto, es decir, en el tono rosado que me apetece este pescado.
En el intertanto, pude ver que gran cantidad de meses estaban ocupadas y en animadas conversaciones de día viernes. Llegó una panera con dos panecillos deliciosos y una bandeja con tres pocillos, mantequilla, una salsa de color mostaza (algo insípida) y una sabrosa salsa de color verde.
Pregunté por el vino por copas y me hacen la gentil atención de abrir una botella de Pinot Noir Cono Sur para brindarme una deliciosa copa a la temperatura ideal como buen acompañamiento de mi plato.
Antes de 15 minutos, recibo un tanto ansioso un bello plato blanco con una potente porción de puré de arvejas, sobre éste un perfecto filete rosado de atún, sobre éste la salsa cítrica y el pebre de papayas (trocitos de papaya y pimiento rojo) adornado todo por unos hilitos crocantes de verdura. Delicioso!!!!
Fue un viaje al placer que me desconectó por un rato del stress santiasqueño y me dió impulso para aventurarme con un buen postre. Solicité una Fantasía de Chocolate con helado de maracujá y una salsa de frutos del bosque. Un plato genial y de 10.000 calorías, además del chocolate, embebido en una salsa claroscura de chocolate, unas deliciosas frambuesas sobre su propia salsa, un pequeño cilindro de mouse de chocolate además una suerte de malvavisco helado con hilitos cítricos y menta de adorno junto al pocillo del helado de maracujá y unos gajos pelados de naranja. Increíble, casi me lo como todo.
Este restorán se las trae, hay que volver!!!.
Esperé mucho tiempo (más de dos años) para conocer el restorán que se anunció desde la inauguración del CCPLM y nunca aparecía. Pues bien, llegó el momento de probarlo.
Partí como de costumbre con una botella de agua mineral sin gas y mucho hielo. Santiasco está quemándose al sol. Un desfile vertiginoso de mozos que van de una mesa a otra, se nota que conocen el oficio. Se puede pedir a cualquiera de los mozos y te atienden rápida y amablemente.
La carta razonablemente breve, con interesantes y creativas entradas, platos de fondo definitivamente tentadores, con creaciones basadas en cordero, salmón, cerdo, atún con acompañamientos geniales, incluso ocasionalmente exóticos. Una sección de parrilla (el tradicional estilo Cuerovaca), postres y bebestibles. En vinos, no tuve oportunidad de ver la carta, pero si se mira hacia esos más de 7 metros de barra, puede verse atrás una galería vidriada con cientos de botellas de vinos.
En el lugar abunda la madera y el cuero, lo que le da una estampa elegante pero moderna. La temperatura adecuada (aunque yo siempre prefiero más frío) y quizás el único detalle ambiental, la música. Había música pero no se captaba que era (cada vez estoy más sordo).
Me tenté rapidamente con un plato demasiado interesante, un Atún de Isla de Pascua sobre un puré de arvejas, salsa cítrica y pebre de papayas. Lo pedí un poco más que a punto, es decir, en el tono rosado que me apetece este pescado.
En el intertanto, pude ver que gran cantidad de meses estaban ocupadas y en animadas conversaciones de día viernes. Llegó una panera con dos panecillos deliciosos y una bandeja con tres pocillos, mantequilla, una salsa de color mostaza (algo insípida) y una sabrosa salsa de color verde.
Pregunté por el vino por copas y me hacen la gentil atención de abrir una botella de Pinot Noir Cono Sur para brindarme una deliciosa copa a la temperatura ideal como buen acompañamiento de mi plato.
Antes de 15 minutos, recibo un tanto ansioso un bello plato blanco con una potente porción de puré de arvejas, sobre éste un perfecto filete rosado de atún, sobre éste la salsa cítrica y el pebre de papayas (trocitos de papaya y pimiento rojo) adornado todo por unos hilitos crocantes de verdura. Delicioso!!!!
Fue un viaje al placer que me desconectó por un rato del stress santiasqueño y me dió impulso para aventurarme con un buen postre. Solicité una Fantasía de Chocolate con helado de maracujá y una salsa de frutos del bosque. Un plato genial y de 10.000 calorías, además del chocolate, embebido en una salsa claroscura de chocolate, unas deliciosas frambuesas sobre su propia salsa, un pequeño cilindro de mouse de chocolate además una suerte de malvavisco helado con hilitos cítricos y menta de adorno junto al pocillo del helado de maracujá y unos gajos pelados de naranja. Increíble, casi me lo como todo.
Este restorán se las trae, hay que volver!!!.
miércoles, 11 de febrero de 2009
Futre : disfrutando Tango de Garage
Febrero es un mes muy especial en Santiasco. Tras un enero repleto de actividad cultural, poco a poco se va apagando el krrt profundo y con sentido, para aparecer la anomia y el receso. Sin embargo, en los últimos estertores, mi querido Thelonious, siempre tiene alguna sorpresa.
La propuesta, Tango de Garage, me hizo imposible resistir la tentación. Un trío de jovenes mendocinos de paso por Santiasco con una propuesta interesante. Miguel López (bandoneón, guitarra, teclados y voz), Laureano Melchiori (contrabajo) y Gonzalo Gorosito (guitarra), son la agrupación Futre.
Miguel con una voz de bohemio tanguero de 60 años en subterráneo de puerto, sorprende de verdad. Es casi un adolescente, pero serio y con esa personalidad típica de argentino. Canta increíble y mejor aún maneja el bandoneón en forma experta, dándose el lujo de hacer samples para acompañarse a si mismo y crear un sonido original, un tango de arrabal, con toques electrónicos, pero lúcido en la nostalgia y poesía del tango de emoción y cuento. Al mismo tiempo, Gonzalo usa una plataforma a sus piés que le permite jugar con samples y variaciones de los sonidos de su guitarra en un endemoniado espectro de sonidos. Laureano, toca el contrabajo, a veces con los dedos, otras con un arco para formar, entre todos, un sonido verdaderamente único.
Presentaron en dos salidas un variopinto repertorio, parte del cual estaba a la venta en un CD casero, modesto pero que pasó veloz a mi colección de filetes.
Hacen falta grupos de este nivel, muchachos que tienen la sensibilidad por textos novelescos pero que extraen la esencia del sentir popular, de la emoción desatada, de la sutileza del espíritu que convierte en poesía el dolor, el amor y la dignidad humana.
Bravo!!!!, Futre de verdad encontró la cabeza del inglés.
La propuesta, Tango de Garage, me hizo imposible resistir la tentación. Un trío de jovenes mendocinos de paso por Santiasco con una propuesta interesante. Miguel López (bandoneón, guitarra, teclados y voz), Laureano Melchiori (contrabajo) y Gonzalo Gorosito (guitarra), son la agrupación Futre.
Miguel con una voz de bohemio tanguero de 60 años en subterráneo de puerto, sorprende de verdad. Es casi un adolescente, pero serio y con esa personalidad típica de argentino. Canta increíble y mejor aún maneja el bandoneón en forma experta, dándose el lujo de hacer samples para acompañarse a si mismo y crear un sonido original, un tango de arrabal, con toques electrónicos, pero lúcido en la nostalgia y poesía del tango de emoción y cuento. Al mismo tiempo, Gonzalo usa una plataforma a sus piés que le permite jugar con samples y variaciones de los sonidos de su guitarra en un endemoniado espectro de sonidos. Laureano, toca el contrabajo, a veces con los dedos, otras con un arco para formar, entre todos, un sonido verdaderamente único.
Presentaron en dos salidas un variopinto repertorio, parte del cual estaba a la venta en un CD casero, modesto pero que pasó veloz a mi colección de filetes.
Hacen falta grupos de este nivel, muchachos que tienen la sensibilidad por textos novelescos pero que extraen la esencia del sentir popular, de la emoción desatada, de la sutileza del espíritu que convierte en poesía el dolor, el amor y la dignidad humana.
Bravo!!!!, Futre de verdad encontró la cabeza del inglés.
Menú Malayo en Argentina : Paso Piuquenes
Un paseo que nuestro Club Malayo hacía por primera vez, convocó a 21 entusiastas excursionistas. Siendo las 6 de la mañana del domingo (cierto, dije DOMINGO), me levanté a preparar una mochila con lo necesario para un trekking de día completo en el maravilloso Cajón del Maipo.
Puntualmente el gran David pasa por mí y Janito para viajar raudos hacia el punto de encuentro en una estación de servicio en Av. La Florida. En nuestros habituales 10 minutos de espera tope, se congregaron queridos compañeros y algunos recientes integrantes del Club. Nos cambiamos a vehículos 4x4 y viajamos por más de dos horas hacia el sector de las Termas del Plomo.
Un viaje polvoriento pero con paisajes de ensueño, especialmente cuando bordeamos el precioso Embalse El Yeso, un remanso acuático de paz, belleza y pesca (sorprendente la cantidad de solitarios pescadores de altura). Tras el Embalse, nos fuimos adentrando por caminos de una vía (y muy angosta), hoyos y más hoyos, para finalmente ir acercándonos al Río Yeso y la enorme extensión de piedras de lecho de río que muchos usan para probar sus habilidades abordo de un 4x4. Algo no tan trivial pues apenas estacionados llegó un carabinero de montaña (la tenida era muy interesante) a pedirnos ayuda pues había un vehículo volcado.
A estas alturas ya habíamos bajado a 19 los asistentes, pues dos malayas (una alemana y otra francesa) fueron forzadas a regresar en el retén de San Gabriel por no portar documentos (de lo cual nos enteramos bastante después).
El primer desafío que nos costó la reducción en cuatro malayos más, fue el cruce del río. Hay que reconocer que nos falló la preparación, no portábamos cuerdas, las que son indispensables para vadear un río torrentoso con adecuada seguridad. Con maña y temeridad, cruzamos 15 malayos para continuar el periplo hacia el pórtico Piuquenes. Los malayos disidentes decidieron disfrutar las Termas del Plomo.
Un sol abrasador y un acarreo interminable, pero de entusiasmo y capacidad estamos plenos, así que cada uno a su ritmo, desfilamos por un bello territorio con flores silvestres, cactus de altura, miles de restos marinos fósiles, piedras y más piedras y en las alturas, un cóndor vigilante.
Tras cuatro horas de ascenso, llegamos al hito demarcador de la frontera en el portezuelo, en donde una pequeña estructura de acero con una placa nos mostraba lado chileno y lado argentino. Estabamos a más de 4.000 metros en la frontera chileno-argentina. Nada que envidiar a Chile tiene los argentinos, las montañas de su lado son magníficas.
A medida que fuimos llegando, se fue armando nuestro festín. Habíamos desayunado en Santiasco y ahora teníamos menú malayo en Argentina. Aceitunas rellenas de anchoas y otro relleno, uvas, huevos, sandwiches varios, pomelos, naranjas chocolates y el sagrado café, dieron condimento a nuestro hartazgo malayo mientras un viento aterrador nos mostraba que estábamos en un restaurant de altura y además en país ajeno. Exquisita sensación.
El retorno, bastante veloz gracias a los acarreos, nos concentró nuevamente enfrentados al poderoso río Yeso, que esta vez traía mucho más caudal (sépanlo, no es en vano un día de sol en las nevadas cumbres). Con fuerza y estilo sumado a cierta vocación de aventura desmedida, logramos cruzar a salvo y mojados hasta el cuello, llegar de regreso a los vehículos.
Uffff, que gran paseo!!. Mejor preparados lograría máxima puntuación.
Puntualmente el gran David pasa por mí y Janito para viajar raudos hacia el punto de encuentro en una estación de servicio en Av. La Florida. En nuestros habituales 10 minutos de espera tope, se congregaron queridos compañeros y algunos recientes integrantes del Club. Nos cambiamos a vehículos 4x4 y viajamos por más de dos horas hacia el sector de las Termas del Plomo.
Un viaje polvoriento pero con paisajes de ensueño, especialmente cuando bordeamos el precioso Embalse El Yeso, un remanso acuático de paz, belleza y pesca (sorprendente la cantidad de solitarios pescadores de altura). Tras el Embalse, nos fuimos adentrando por caminos de una vía (y muy angosta), hoyos y más hoyos, para finalmente ir acercándonos al Río Yeso y la enorme extensión de piedras de lecho de río que muchos usan para probar sus habilidades abordo de un 4x4. Algo no tan trivial pues apenas estacionados llegó un carabinero de montaña (la tenida era muy interesante) a pedirnos ayuda pues había un vehículo volcado.
A estas alturas ya habíamos bajado a 19 los asistentes, pues dos malayas (una alemana y otra francesa) fueron forzadas a regresar en el retén de San Gabriel por no portar documentos (de lo cual nos enteramos bastante después).
El primer desafío que nos costó la reducción en cuatro malayos más, fue el cruce del río. Hay que reconocer que nos falló la preparación, no portábamos cuerdas, las que son indispensables para vadear un río torrentoso con adecuada seguridad. Con maña y temeridad, cruzamos 15 malayos para continuar el periplo hacia el pórtico Piuquenes. Los malayos disidentes decidieron disfrutar las Termas del Plomo.
Un sol abrasador y un acarreo interminable, pero de entusiasmo y capacidad estamos plenos, así que cada uno a su ritmo, desfilamos por un bello territorio con flores silvestres, cactus de altura, miles de restos marinos fósiles, piedras y más piedras y en las alturas, un cóndor vigilante.
Tras cuatro horas de ascenso, llegamos al hito demarcador de la frontera en el portezuelo, en donde una pequeña estructura de acero con una placa nos mostraba lado chileno y lado argentino. Estabamos a más de 4.000 metros en la frontera chileno-argentina. Nada que envidiar a Chile tiene los argentinos, las montañas de su lado son magníficas.
A medida que fuimos llegando, se fue armando nuestro festín. Habíamos desayunado en Santiasco y ahora teníamos menú malayo en Argentina. Aceitunas rellenas de anchoas y otro relleno, uvas, huevos, sandwiches varios, pomelos, naranjas chocolates y el sagrado café, dieron condimento a nuestro hartazgo malayo mientras un viento aterrador nos mostraba que estábamos en un restaurant de altura y además en país ajeno. Exquisita sensación.
El retorno, bastante veloz gracias a los acarreos, nos concentró nuevamente enfrentados al poderoso río Yeso, que esta vez traía mucho más caudal (sépanlo, no es en vano un día de sol en las nevadas cumbres). Con fuerza y estilo sumado a cierta vocación de aventura desmedida, logramos cruzar a salvo y mojados hasta el cuello, llegar de regreso a los vehículos.
Uffff, que gran paseo!!. Mejor preparados lograría máxima puntuación.
sábado, 7 de febrero de 2009
Olivié : comida rusa e historia
Elegir un nuevo restaurant para un almuerzo de sábado, a veces resulta complicado. Son muchos los lugares que simplemente no abren los fines de semana y los que lo hacen, ya los he visitado muchas veces. Sin embargo, la fortuna me acompañó y encontré el Olivié, un restaurant ruso que abrió sus puertas hace unos cuatro meses.
Una casona justo al costado de la Mitad del Mundo, el conocido restorán ecuatoriano de Max Berrú (ex-Inti Illimani)en calle Rancagüa, aloja este sitio que sin pretensiones publicitarias, abre la oportunidad de explorar la comida rusa.
El lugar decorado elegantemente, buen espacio y agradables colores y temperatura. Mucha madera y cuadros, además de muy buena música rusa moderna para acompañar.
Desde el comienzo, me atiende un mozo con una fisononmía claramente chilena, pero que hablaba perfecto ruso con los dueños. Atento y muy educado, el mozo me ofreció la carta de comidas y de vinos. Tras mi agua mineral helada y sin gas, rápidamente me tenté con una ensalada de entrada, Buzamina, unas finas láminas de cerdo a las finas hierbas con un dressing picante. Pero para mi sorpresa, era el único plato que no tenían. Puchas!!!
Decidí recorrer con detalle la carta para analizar su variedad y volver a ser tentado. Entretanto, mi curiosidad terminó por hacerme preguntar al mozo como sabía hablar ruso y la historia que escuché me dejó perplejo. Este educado y servicial mozo, resultó ser el hijo de un folklorista, defensor de los DDHH y famoso locutor chileno, René Largo Farías, salvajemente asesinado hace varios años. Con él y su madre, René el mozo, vivieron el exilio en Mexico en donde estudió Oceanografía (Biología Marina) y hacia 1986 se fue a estudiar periodismo a la universidad en Leningrado en donde vivió los tiempos de la Perestroika. En Chile se dedica a atender turistas de esa zona del mundo y casualmente había recalado en este restorán ruso para atender y contarme sus deliciosas historias. Notable!!!!
Para almorzar pedí una pasta rusa, Pelwery con pavo, masa rellena de pavo con una salsa de champiñones. Mientras esperaba mi plato, me trajeron un aperitivo típico de la casa y de Rusia, Sakowska (creo), un pequeño vaso de vodka muy helado, acompañado de dos pequeñas fuentes, una con zanahoria rebosada y otro con chucrut. René me dejó claro que el objetivo es disponer algo que comer para poder pasar el vodka. Me contó que en sus tiempos de universidad en Rusia, cualquier cosa servía, un trozo de pan negro e incluso una cucharada de mantequilla.
Mi pasta, preciosamente presentada y con un aroma tal que solo agigantó mi hambre. Condimentada perfectamente, fue un manjar en mi boca, el sabor del pavo, las especias y sobretodo los champiñones. Acompañé con una botella de vino cabernet sauvignon que maridó de maravillas con el plato.
Para el postre, un Bichiky con ricota, un delgada masa recubriendo la pasta de ricota y con salsa de frambuesas encima y algunas gotas de manjar en el plato. Exquisito.
Al cierre, un potente café negro y mis agradecimientos a René Largo, el extraordinario mozo del restaurant.
Una casona justo al costado de la Mitad del Mundo, el conocido restorán ecuatoriano de Max Berrú (ex-Inti Illimani)en calle Rancagüa, aloja este sitio que sin pretensiones publicitarias, abre la oportunidad de explorar la comida rusa.
El lugar decorado elegantemente, buen espacio y agradables colores y temperatura. Mucha madera y cuadros, además de muy buena música rusa moderna para acompañar.
Desde el comienzo, me atiende un mozo con una fisononmía claramente chilena, pero que hablaba perfecto ruso con los dueños. Atento y muy educado, el mozo me ofreció la carta de comidas y de vinos. Tras mi agua mineral helada y sin gas, rápidamente me tenté con una ensalada de entrada, Buzamina, unas finas láminas de cerdo a las finas hierbas con un dressing picante. Pero para mi sorpresa, era el único plato que no tenían. Puchas!!!
Decidí recorrer con detalle la carta para analizar su variedad y volver a ser tentado. Entretanto, mi curiosidad terminó por hacerme preguntar al mozo como sabía hablar ruso y la historia que escuché me dejó perplejo. Este educado y servicial mozo, resultó ser el hijo de un folklorista, defensor de los DDHH y famoso locutor chileno, René Largo Farías, salvajemente asesinado hace varios años. Con él y su madre, René el mozo, vivieron el exilio en Mexico en donde estudió Oceanografía (Biología Marina) y hacia 1986 se fue a estudiar periodismo a la universidad en Leningrado en donde vivió los tiempos de la Perestroika. En Chile se dedica a atender turistas de esa zona del mundo y casualmente había recalado en este restorán ruso para atender y contarme sus deliciosas historias. Notable!!!!
Para almorzar pedí una pasta rusa, Pelwery con pavo, masa rellena de pavo con una salsa de champiñones. Mientras esperaba mi plato, me trajeron un aperitivo típico de la casa y de Rusia, Sakowska (creo), un pequeño vaso de vodka muy helado, acompañado de dos pequeñas fuentes, una con zanahoria rebosada y otro con chucrut. René me dejó claro que el objetivo es disponer algo que comer para poder pasar el vodka. Me contó que en sus tiempos de universidad en Rusia, cualquier cosa servía, un trozo de pan negro e incluso una cucharada de mantequilla.
Mi pasta, preciosamente presentada y con un aroma tal que solo agigantó mi hambre. Condimentada perfectamente, fue un manjar en mi boca, el sabor del pavo, las especias y sobretodo los champiñones. Acompañé con una botella de vino cabernet sauvignon que maridó de maravillas con el plato.
Para el postre, un Bichiky con ricota, un delgada masa recubriendo la pasta de ricota y con salsa de frambuesas encima y algunas gotas de manjar en el plato. Exquisito.
Al cierre, un potente café negro y mis agradecimientos a René Largo, el extraordinario mozo del restaurant.
Jazz Latino y after
Santiasco perece lentamente en el verano de febrero y los que no han salido a vacacionar, se preparan para hacerlo. Efecto indeseable, comienza a escasear la oferta disfrutable en las poco frescas noches del periodo.
Partimos algo tarde hacia el Thelonious, la banda de Jazz Latino ya había iniciado el show, no obstante, habían mesas vacías y una de mis preferidas. Franz Mesko, saxofonista y un cuarteto "ampliado" formado por batería, contrabajo, piano, trompeta y unas percusiones notables.
La música con bastante personalidad, con esa deliciosa mezcla que da el ritmo latino y los ritos sónicos formidables del jazz.
Aprovechamos el intermedio para servirnos unas ricas bocatas, esos sandwiches fascinantes que venden en este local y que permanecen siendo exquisitos a pesar de los años que llevo eligiéndolos. Es todo un tema el hecho que Erwin, el dueño y maestro de ceremonia de Thelonious, nunca haya modificado la carta desde la inauguración.
La segunda parte del show, nuevamente deslumbró por la vivaz y entretenida mezcla de sonidos y ejecuciones solistas impecables.
Acercándonos a la una de la madrugada, fue un momento adecuado para dirigir nuestros pasos hacia el Raza, el after hour gourmet, como le han llamado. Una linda casona blanca al costado del Centro Mori, ofrece un conjunto de ambientes bastante bien logrados, con una decoración moderna, prudente iluminación y una oferta de música estupenda. Más cerca de la calle, se encuentra un comedor, en la zona del centro una increíble barra soberbiamente diseñada, también un par de mesas, una de las cuales nos apropiamos. La música invitaba a quedarse en ese lugar para disfrutar unos tragos y alguna tentación gourmet. Hacia el fondo, deslizándose por un pasillo hay otros ambientes más electrónicos, con DJ incluido y unos privados en donde se celebraba un cumpleaños aparentemente.
Tras una espera un tanto exagerada (los mozos en la barra, a tres metros, no se daban ni por aludidos), pedi un trago especial, un mojito molecular, vaya que nombre!!!. En esencia, un mojio pero con una presentación completamente distinta que incluía unas pequeñas y blancas bolitas en el vaso. estuvo rico aunque al acabar el líquido descubrí que la mitad del vaso estaba compactamente llena con todos los elementos que habían incluido en la presentación del trago. Comimos una tabla deliciosa
Un detalle relevante por mejorar, además del servicio, es que solo aceptan efectivo o cheques, que absurdo!. En todo caso, un gran lugar.
Partimos algo tarde hacia el Thelonious, la banda de Jazz Latino ya había iniciado el show, no obstante, habían mesas vacías y una de mis preferidas. Franz Mesko, saxofonista y un cuarteto "ampliado" formado por batería, contrabajo, piano, trompeta y unas percusiones notables.
La música con bastante personalidad, con esa deliciosa mezcla que da el ritmo latino y los ritos sónicos formidables del jazz.
Aprovechamos el intermedio para servirnos unas ricas bocatas, esos sandwiches fascinantes que venden en este local y que permanecen siendo exquisitos a pesar de los años que llevo eligiéndolos. Es todo un tema el hecho que Erwin, el dueño y maestro de ceremonia de Thelonious, nunca haya modificado la carta desde la inauguración.
La segunda parte del show, nuevamente deslumbró por la vivaz y entretenida mezcla de sonidos y ejecuciones solistas impecables.
Acercándonos a la una de la madrugada, fue un momento adecuado para dirigir nuestros pasos hacia el Raza, el after hour gourmet, como le han llamado. Una linda casona blanca al costado del Centro Mori, ofrece un conjunto de ambientes bastante bien logrados, con una decoración moderna, prudente iluminación y una oferta de música estupenda. Más cerca de la calle, se encuentra un comedor, en la zona del centro una increíble barra soberbiamente diseñada, también un par de mesas, una de las cuales nos apropiamos. La música invitaba a quedarse en ese lugar para disfrutar unos tragos y alguna tentación gourmet. Hacia el fondo, deslizándose por un pasillo hay otros ambientes más electrónicos, con DJ incluido y unos privados en donde se celebraba un cumpleaños aparentemente.
Tras una espera un tanto exagerada (los mozos en la barra, a tres metros, no se daban ni por aludidos), pedi un trago especial, un mojito molecular, vaya que nombre!!!. En esencia, un mojio pero con una presentación completamente distinta que incluía unas pequeñas y blancas bolitas en el vaso. estuvo rico aunque al acabar el líquido descubrí que la mitad del vaso estaba compactamente llena con todos los elementos que habían incluido en la presentación del trago. Comimos una tabla deliciosa
Un detalle relevante por mejorar, además del servicio, es que solo aceptan efectivo o cheques, que absurdo!. En todo caso, un gran lugar.