Siendo aún un periodo invernal, hay cerros que son mucho más bellos con la nieve y los colores del invierno. Este cerro de la quinta región es un caso especial de estudio.
Más de treinta malayos se hacen presentes para este paseo. Combinando esfuerzos con el Club de Montaña de BancoEstado, viajamos en un bus hacia este delicioso destino. Tras los prolegómenos habituales, bloqueador solar, ajuste de cargas y demases, nos enfrentamos a un camino con mucha nieve y aire delicioso para respirar.
Este paseo incluye malayos asiduos, además de niños y mascotas diversas. Es muy divertido constatar que hay pocos lugares y actividades en las cuales haya tanta diversidad y buena convivencia. Son varias horas de ascenso en un paisaje maravilloso de bosques de robles, nieves y sobretodo de esa sensación de ser testigos exclusivos de una maravilla natural que resplandece ante nuestos ojos.
Usamos el camino de automóviles para transitar, aunque salvo por un par de excepciones, solo estamos los caminantes disfrutando el silencio la belleza del lugar.
En la medida que van llegando a la cumbre, se va generando el ambiente ideal para el apetitoso banquete malayo. Las ganas de compartir nuestras meriendas y hacer de ese momento algo especial, algo único, gana 100% el escenario. Frutas, cereales, exquisiteces gourmet, un rico té con especias, chocolates y café preparado para la ocasión, hacen un espectáculo de sabores y delicias que nos obligan a repetir una y otra vez estos paseos malayos.
Tras el descenso, pasamos a comer unas ricas empanadas, comprar buenas aceitunas y tortillas en Til-Til, ritos que nos anclan a las delicias de una buena excursión.
Hasta el próximo paseo!!!
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