Había comprado con tanta anticipación las entradas a este concierto, que casi olvido que ocurriría. Ya que las compré por internet, debía llegar un poco antes a retirar el ticket por ventanilla.
Cuarenta minutos antes del show llegué confiado en que tendría holgura suficiente para elegir una buena posición en la platea. Gran error, encontré un Teatro Caupolicán repleto, la gente había comenzado a llegar apenas después del almuerzo. Me tuve que conformar con una posición, nunca mala, pero menos de lo que esperaba.
Muy británicos, partieron a la hora precisa, sin pompa ni presentaciones. Estaba claro que el prestigio que tienen sus 10 años de trayectoria y galardones varios por sus shows en vivo, no eran solo propaganda. Matt Bellamy, es formidable no solo una increible voz, una guitarra asombrosa, un piano mágico sino que maneja el escenario con precisión. La música de Muse es alternativa, indie rock algunos dicen, pero claramente representan un movimiento de buena música europea.
Los coros del bajista Christofer Wolstenholme magníficos y las percusiones maravillosas de Dominic Howard le dieron una potencia sorprendente al recorrido musical de la banda. Un cuarto miembro se encargó de las bases electrónicas, casi oculto a un costado de la imponente batería.
Un espectáculo de primera con un público incondicional. Grande Muse, notables!!!
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