Ratatouille, aunque suene muy loco, la encontré una película de una ternura increíble. Más allá de los personajes creados por computadora y las animaciones 3D, casi no puedo creer la maravilla que destila esa pequeña rata con un sueño de ser chef. Me la juego por la metáfora universal acerca de la capacidad real de hacer lo que queramos ser, siempre que amemos profundamente lo que hacemos. El talento está disponible en cada ser, incluso aquellos seres que imaginamos impensantes, hay una voluntad de ser en un flor de aromas y belleza especial, en cada ser vivo bulle una voluntad y puede ser un aporte al universo. Más allá de la ficción de la entretenida historia, hay mensajes potentes y notables. Definitivamente, esta película la rescato para mis favoritas. Divertida, soñadora, tierna y demasiado humana (en fin, lo bueno que quede en la humanidad), me encantó.
Ah!, seguro que los niños, la comprenden mejor que los adultos.
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